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Kwiatkowski, de favorito al Tour a dos mares de dudas

Michal deslumbró durante la primera mitad de la Tirreno-Adriático e hizo creer a muchos que el inicio de su reinado estaba próximo. Posiblemente llegue, pero sólo un campeón como Contador nos permitió ver sus vergüenzas, que aún le queda para la madurez y que en montaña tiene su gran punto débil, al menos por el momento. 

Fue muy buena su ascensión del sábado, agónica, eso sí. Pero nada que ver con el bloqueo de la etapa del domingo. Un palo que vino provocado por la acumulación de kilómetros y esfuerzos, un cóctel explosivo para un joven que tiene mejores perspectivas en la media montaña y la contrarreloj. Ojo, que si mejora en los grandes puertos…

Durante esa primera mitad de la carrera y gran parte del invierno los hay que lo han considerado un favorito a ganar el Tour. Y con razón, puesto que reúne muy buenas condiciones para ello. La irrupción, además, de otros campeones tempranos como Quintana y gente de su generación nos obliga a pensar que si no es capaz ahora de copar los primeros puestos de todas las carreras, quiere decir que no está preparado para el asalto a toda una gran vuelta.

En su primera participación en la ronda gala fue 11º en París, un puesto que no hay que perder de vista, pues nos muestra su regularidad. Estuvo muy activo en la primera semana, con buenos puestos en las llegadas, lo cual es muestra de su versatilidad. Para este año, sin Quintana, el maillot blanco debe ser un objetivo (que no obsesión) y en la general querer adelantar el puesto logrado. Lo lógico.

Ahora se enfrenta a las dudas generadas por la expectativa. No hay mayor puñal que un halago desmedido, justo lo que le han propinado aficionados y expertos durante sus dos primeros meses de competición. Que son una señal inequívoca de que su progresión marcha por el buen camino, pero no determinan su techo, el cual, por suerte, aún tardará en llegar.

El polaco tiene ahora las Árdenas entre ceja y ceja. Allí sabrá expresarse mejor, ya que el terreno, como sucedió en Strade Bianche, se le adapta mucho mejor que la alta montaña. O País Vasco. Que los medios se olviden un poco de él no le vendrá nada mal.

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