El ciclismo mundial se ha resentido por el descubrimiento del fraude deportivo más grande jamás visto. Siete Tour de Francia que quedan huérfanos y manchados para siempre pase lo que pase, un daño irreparable que nunca desaparecerá. Sin embargo, pese al tamaño del caso, no fue esa la mayor mentira.
Hay que recordar que en el momento en el que salió a la luz el escándalo -aunque nunca Lance estuvo fuera de sospecha popular- se estaba celebrando una de las mejores y más mediáticas Vueltas de las que se recuerde. Sólo se hablaba de ciclismo, de deporte, del duelo de los tres mejores corredores españoles contra la gran sensación del Tour. El ciclismo parecía vivo de nuevo, más vivo que nunca.
Sin embargo, una organización como la USADA no tenía mejor momento para sacar a la luz este escándalo que aquél. Una vez más, un estamento que presume de defender al deporte, le perjudica aún más con su actuación. ¿Tan descabellado era esperar a que finalizase la temporada? O mejor, ¿es tan necesario anunciar a bombo y platillo un suceso que no deja de ser una de las más lamentables escenas del deporte?
Ahí viene la gran mentira. Y la gran ironía. Hay estamentos que rodean al ciclismo que no creen en el ciclismo. Sólo se aprovechan, lo parasitan. Son los verdaderos vampiros. Utilizan términos tan demagógicos como la limpieza y los valores, pero no dejan de hacer publicidad de sus méritos. Presumen de velar por el bien del deporte y son su primer azote, actuando torpemente en su perjuicio.
Todos estaremos de acuerdo en que la competición debe ser lo más limpia posible y si algún corredor se ve implicado en algún caso de este tipo, la ley -deportiva, en la mayoría de los casos- caerá sobre él. Un buen ejemplo ha sido el de Di Luca. ¿Reincidente? Sanción perpetua. Noticia un día y en el olvido al siguiente. Sin embargo, no interesa, interesa el titular constante, la fama, el prestigio.
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Ahora se vuelven a analizar de nuevo las muestras del pasado Tour en busca de nuevos productos dopantes. Llega un momento en el que se duda si existen los laboratorios porque existen test positivos, o los positivos porque existen los laboratorios. Entiéndase la exageración.
