¿Con quién no se ha peleado Lance Armstrong? A excepción del noble Jan Ullrich, que sacrificó sus opciones en pos de un extremo deportivo que rozó en ocasiones lo absurdo, con la mayoría de rivales y compañeros ha tenido sus más y sus menos con el paso del tiempo. Incluso con los más fieles, que no han tenido más remedio que testificar contra él cuando ha sido oportuno.
El poder del americano en su época activa fue tan grande que parecía más una estrella del cine que un mero ciclista, acostumbrados los aficionados a tener a sus ídolos muy cerca. Fue una forma de vivir el ciclismo tan hermética que con el tiempo Lance fue perdiendo simpatía. Si a eso se le añade el carácter fanfarrón de sus victorias y a la forma tan aplastante que tenía de robarle emoción a cada mes de julio, el resultado es que a la hora de la verdad, nadie ha dado la cara por él.
Su retirada fue un alivio para muchos. Casualmente tuvo lugar en 2005, primer año en el que Contador competía como profesional de la mano de Manolo Saiz. El pasado y el futuro se hacían coincidir en el tiempo para que después el caprichoso destino les volviese a unir y a separar.
Corría el año 2006 y el madrileño sufría un cavernoma que a punto estuvo de acabar con su vida y con la práctica, por ende, del deporte. Milagrosamente se recuperó y volvió a dar pedales. Sólo un año después ganaría el Tour. El caso de Armstrong es similar. Dejó la práctica deportiva para vencer al cáncer. Volvería en 1998 para ya en 1999 comenzar su tiranía.
Pasaron los años y justo cuando Contador estaba en su mejor momento y mientras el español conquistaba su primera Vuelta, el norteamericano anunciaba su vuelta a la carretera. El pánico que sembró en el seno del pelotón fue total, más aún cuando se daba a conocer el equipo en el que lo haría, el mismo que Alberto, el Astana de Bruyneel.
Fue tal el choque que durante el propio Tour hay sucesos de todo tipo e intrahistorias que se cuentan que son totalmente inaceptables por parte de profesionales del pedal. Un relación fea, desde el glamour y la soberbia de un Armstrong que no soportaba que un crío de 26 años tuviese más foco que él.
La rabia que el pinteño demostró con la no inclusión de Astana en el Tour de 2008 no sería correspondida aquel año, donde lo único que se gestó fue el nuevo equipo que hoy es Trek. Los amigos de Armstrong se fueron, pero, lo que fue más grave, alguno de los compañeros de Contador también. Incluido un Paulinho que era y es su amigo personal.
A raíz de ahí, ya no volverían a verse. El Tour 2010 fue el de la despedida de Armstrong. Pero no fue una buena carrera para el español también por todo lo que sabemos.
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