El holandés lleva tiempo sin explotar, pese a su apellido onomatopéyico. Parecía que esta bestia del ciclocross iba a someter a clasicómanos y prologuistas a un futuro de sumisión gracias a su enorme potencia. Pero el tiempo pasó y muy poca gente da como favorito a Lars para una gran clásica o prólogo de una carrera semi-importante.
A ello ha ayudado la dispersión de sus intereses. La combinación de la ruta con el ciclocross conlleva la convivencia de dos estilos muy diferentes de preparación, además de que el núcleo duro del CX está instalado en época invernal, de descanso para los ciclistas de carretera.
Todos esos factores han ayudado a que Boom sea una bomba sin estallar. Sí, no ha dejado de sumar primeros puestos en ninguna de sus cinco últimas temporadas, alguna muy buena como parciales en la París-Niza o la victoria final del Eneco Tour, pero sin haber cumplido las expectativas que se le asignaron.
No hay que olvidar la exhibición que regaló camino de Córdoba, cuando resolvió una numerosa fuga con una arrancada imparable, todo potencia y velocidad en un puerto de segunda. Fue en la Vuelta 2009, donde se vació en ayuda de su líder, Robert Gesink, otro ciclista que también lleva años esperando la metamorfosis de gusano a mariposa. 2014 empieza y Belkin necesita de Boom para brillar junto a Sep Vanmarcke en las pruebas de un día. Parece que por fin el holandés se ha centrado en un objetivo concreto.
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