Obviando los dos primeros puertos de la jornada, nos vamos a centrar en los tres últimos -cinco puertos tendrán que superar los corredores, ni más ni menos-, auténticos cocos de la jornada.
Para empezar nos despachamos con todo un coloso inédito como Cobertoria por su vertiente de Pola de Lena, un puerto de poco menos de diez kilómetros pero con cinco de ellos seguidos con una pendiente media del 11,5% sin tregua. Si dicho así da susto, en vivo es aún peor. Créannos.
Se sigue -falso llano mediante- otro bicharraco que no es “manco”, ni mucho menos: San Lorenzo por Teverga. En su parte inicial el puerto se deja hacer, por así decir, pero pasados esos primeros cinco kilómetros, la cosa se pone seria, tan seria como que hay que superar media docena de kilómetros por encima del 10%. Si no se rompe la carrera, será porque los corredores no lo quieran.
El colofón lo pondrá el eterno ascenso a La Farrapona con una zona inicial de falso llano interminable, rota por algún repecho e incluso kilómetro serios, y con los últimos 6 ó 7 kilómetros de verdadero puerto, por así decir, en los que la belleza de un entorno incomparable adornarán, a buen seguro, el espectáculo que tengan a bien brindarnos los corredores. Enclave de excepción para una etapa de excepción.
Martín Cervan
