El madrileño de adopción gallega pasó a profesionales precisamente con el equipo bandera de esta región, que nació en 2006 y culminó su periplo en el pelotón en 2010, año en el que el patrocinio no fue renovado. Allí se vio el de San Martín de Valdeiglesias, que no tuvo más opción que buscar un nuevo acomodo.
Tras un año de transición, firma por Caja Rural, donde ha sido más importante de lo que parece. No ha ganado, pese a que él haya levantado los brazos en la línea de meta de una etapa de la Vuelta -en Valdezcaray-, pero sí ha provocado otras victorias en sus compañeros.
La más clara fue la Vuelta Asturias que el vasco Txurruka se adjudicó en 2013. El gran mérito del madrileño ha sido atacar para que otros tengan que hacerlo. En aquellas dos etapas en terreno asturiano él fue el que buscó la ofensiva para que el beneficiario fuese el mejor corredor del equipo. Aún con Amets delante en cabeza, el marcaje de otro Caja Rural ha pesado, llegando la victoria.
La presencia que da es esencial, pese a que no sea el mejor escalador ni el mejor corredor, aunque no hay que valorarle de menos. En 2010 coleccionó buenos puestos en pruebas de segunda categoría. En Llodio fue segundo y en La Rioja tercero, dos podios en apenas 24 horas. Es un buen corredor que además sabe lo que es terminar una grande como el Giro o tres Vueltas. De hecho, en todo equipo que ha estado y que ha tenido la oportunidad de disputar una grande, lo ha hecho.
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