Mundial de Doha: El año de Sagan

El eslovaco vuelve  a proclamarse Campeón del mundo en línea, esta vez batiendo a sprinters puros como Cavendish o Boonen  y renueva el arcoíris que ya consiguió el año pasado en el Mundial de Richmond.

Tremendo el año 2016 del ya nuevo hombre del Bora que hace unas semanas se proclamaba Campeón de Europa, además de haber levantado los brazos en el Tour, Vuelta a Suiza, Eneco Tour, o en clásicas como la Gante –Wevelgem o el Tour de Flandes, y de proclamarse mejor ciclista de UCI World Tour.

No fue su victoria tan espectacular como cuando el año pasado arrancó bajando y se fue sólo los últimos kilómetros en Richmond y entró en solitario y bastante relajado para hacer su clásico caballito y regalar a los afortunados testigos, sus guantes, gafas o cascos; esta vez, el genial eslovaco se limitó a estar atento a los cortes y a los abanicos que de antemano se sabía que podían producirse y guardó fuerzas durante gran parte de la carrera en la que nunca apareció en el grupo de los elegidos controlado por Bélgica.

Y es que Mínguez lo adelantó, el peligro eran los cortes que el viento pudiera ocasionar y así fue: el calor hizo mella, pero más incluso, el viento que soplaba entre el desierto fue el culpable de que la carrera se rompiera mucho antes de lo esperado.

A pesar del circuito llano, a pesar de los casi 40º de temperatura, y a pesar de que era obvio que sin apenas repechos, este circuito no estaba hecho a la medida de los españoles, los chicos de Mínguez no aparecieron ni estuvieron atentos a los cortes. Hoy no estaba Valverde para echarle la bronca al no responder en el momento oportuno, pero con una selección joven y algo inexperta en estas lides, muchos aficionados se preguntan dónde están los Valverde, Purito, Samu Sánchez o Contador. De acuerdo, que este circuito no les venía bien a ninguno de ellos, de acuerdo que Erviti y Castroviejo son buenos rodadores y dan la cara, y que Lobato y Barbero no son lentos en las volatas, pero el equipo aunque no podía dar mucho de sí, quizás, pudo estar más atento al corte que organizó Bélgica cuando se atravesaba el desierto qatarí y la costa. O quizás no, desde el sillón de la tele se ve todo muy fácil, pero que sólo Imanol Erviti haya sido el único ciclista español que ha finalizado la carrera, llegando en la posición trigésimo tercera a más de cinco minutos de Sagan, habla mucho de la mala actuación de la Selección española en el día de hoy.

El abanico como decíamos se produjo pronto, aunque casi al inicio de la cerrera, tras rodar unos minutos con la salida neutralizada, se produjo una primera escapada de siete unidades que como era obvio, cogió un buen margen de tiempo.

Aprovechando el viento, los belgas usaron su táctica y formaron un abanico que dejó eliminados a muchos velocistas. Ahí se ahogaron las opciones de España en la que no obstante, Imanol Erviti lo intentó hasta el final para intentar engancharse al grupo que sería el definitivo.

El corte estaba hecho y Bélgica metía a seis hombres, Italia a cuatro, Noruega a tres, Eslovaquia, Gran Bretaña y Holanda  a dos… Con los hombres que allí había, Boonen, Cavendish, Van Avermaet, Kristoff, Sagan, Benatti…era casi imposible que la victoria no estuviera en ese grupo.

Por detrás con dos minutos de distancia quedaban eliminadas selecciones como España (sólo con Erviti), Francia con hombres como Bouhanni y Demare o Alemania con el tridente de Kittel, Degenkolb o Greipel.

El calor hacía mella, incluso algunos ciclistas como Degenkolb sufría un golpe de calor que forzó su abandono que junto a su enfado por no entrar en el corte, hacen de 2016 un año para olvidar para el ciclista del Giant.

Y así pasaron los kilómetros con Bélgica dominando y controlando la carrera y el segundo grupo continuando por dignidad la “persecución” que subía poco a poco y segundo a segundo.

El pelotón, o sea, el resto de corredores que no formaba parte de los dos grupos delanteros, o se fueron retirando, o los jueces les pararon por el retraso respecto a la cabeza de carrera.

Cuando quedaban menos de diez kilómetros a meta, era Daniele Benatti el que comandaba el grupo. Italia y Bélgica eran los quipos con más unidades y las que tenían que aparecer al final con las cámaras centradas en un Elia Viviani aconsejado por su coche y su Director de equipo  y llamado a ser uno de los Capos en los últimos kilómetros. Sin embargo los que parecían a lo suyo, eran un Marc Cavendish que con un 2016 brillante, buscaba en este Mundial el doblete del título que ya conquistó en 2011 y un Peter Sagan, escoltado y asistido a la perfección por su compañero Michal Kolar.

A cinco kilómetros de meta, el neerlandés Niki Terpstra lo intentó  pero su ataque quedó en nada. A menos de dos y medio para la conclusión de la carrera, su compañero Tom Leezer lo volvió  a probar y sí que esta vez cogió varios metros de distancia, pero a 500 metros de meta, el orange fue absorbido por un grupo que se iba a disputar la medalla de oro en la volata. Cuando se lanzó el sprint, Sagan fue el último en arrancar, encontró un hueco que no tapó el transalpino Nizzolo y se impuso a Cavendish que ya se veía Campeón del Mundo. El bronce fue para otro que ya sabe lo que es llevar el arcoíris, Tom Boonen.

Y así fue cómo Sagan logra un doblete consecutivo que sólo han logrado Ronsse (1928-1929), Van Steenbergen (1956-1957), Van Looy (1960-1961), Gianni Bugno (1991-1992) y más recientemente Paolo Bettini (2006-2007).

Con 26 años y con este palmarés, estamos sin duda ante uno de los grandes de la historia del ciclismo. Lo único que queda es preguntarnos si será capaz de intentar ganar una carrera de tres semanas. Quizás en la montaña flojee un poco, pero piernas, clase y estrella, tiene de sobra. Y si tiene un equipo que trabaje para él y mejora subiendo, tiene años para conseguirlo. O al menos para intentarlo.

Mejor se le dio a España la prueba contrarreloj y sí que la Selección Española consiguió un metal, el bronce con un Jonathan Castroviejo que por fin sube al podio tras acabar en Richmond el año pasado, cuarto, al igual que en los pasados Juegos Olímpicos de Río.

El corredor vizcaíno de Movistar que ya se había proclamado Campeón de Europa hace unas semanas consigue así su primera medalla en unos Mundiales que a priori, los de este año en Qatar, no tenían pinta de ser muy esperanzadores para el ciclismo español.

Con un circuito de 40 kilómetros  mayoritariamente plano y con temperaturas muy altas, Castroviejo en un principio declaró que no era una carrera para sus piernas, aunque poco a poco, “Castro “cambió el discurso y se vio más cómodo y con confianza. De hecho, era uno de los ciclistas que partían en más quinielas junto a los Dumolin, Rohan Dennis, Tony Martin o Kirienka.

Sin Cancellara, ya retirado tras su oro en Río, ni Froome, estaba claro que los puestos de honor se los disputarían alguno de los favoritos y así fue:

El germano Tony Martin que venía de ganar también la contrarreloj por equipos, lograba su cuarto mundial con un tiempo de 44, 42”, precisamente igualando a Cancellara con cuatro títulos mundiales, mientras que el bielorruso Vasil Kirienka, oro en Richmond el año pasado, hizo el circuito en 45, 28” y  fue plata. Castroviejo finalmente fue bronce con un tiempo de 45, 53”.

El otro representante español, Imanol Erviti, acabó en la posición 37, a 3.45 de Martin.

Sin duda España necesita más contrarrelojistas de cara al futuro. Desde Olano, y salvo Castroviejo, no contamos con un especialista contra el crono que sea un firme candidato para este tipo de carreras.

Para cerrar el repaso a la categoría profesional, la prueba por equipos se la llevó Etixx, por delante de BMC, plata, y Orica que fue bronce. Movistar sólo pudo ser cuarta.

Y así acaba un Mundial de Ciclismo sin apenas público y con temperaturas y circuitos nada propicios para el espectáculo en este deporte; en un país en el que el ciclismo tiene a la fuerza que acostumbrarse a estar presente pues el dinero y los patrocinadores mandan y en Qatar eso sobra. Es la globalización, que no entiende de repechos, adoquines, puertos o temperaturas extremas.

El año próximo el Mundial se disputará en Noruega. Esperemos que a pesar de que tendrá 37 años, Valverde aspire a ese arcoíris que tiene en sus piernas y que durante los últimos años se le ha resistido.

Y que el circuito sea digno de un Campeonato del Mundo.

SERGIO ANDRÉS.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *