Las consecuencias del adiós de Euskaltel son evidentes. Muchos corredores quedan en paro, muchos otros sin un hueco en el que tal vez confiaban cuando comenzaron a pedalear. El caso de Omar es aún más complejo. Pasó por Orbea, con el destino claro. Sin embargo, se alcanzó un acuerdo para ‘cederle’ a Caja Rural y retardar el esperado fichaje a 2014.
Pero su sino no era el de vestir de naranja. Sin embargo, no está en mal lugar, se mantiene en el segundo mejor equipo de España y tiene su hueco asegurado. Ironías de la vida, se dio a conocer durante la gran vuelta vasca, donde estuvo muy activo en escapadas junto a su compañero Amets Txurruka, coincidiendo con el mar de críticas a Euskaltel.
Es un buen escalador, si bien debe mostrar más consistencia. Nacido en 1990, constituye una de las más interesantes promesas del pelotón español. Esperemos que entre él y Rubén Fernández, ganador del Tour del Porvenir de 2013, reactiven ese pesimismo que se ha instaurado en nuestro pelotón.