Campeón del mundo de ciclocross, no se imaginaba que su salto a las ruedas finas iba a ser tan productivo. El checo, nacido en diciembre de 1985, fue una de las apuestas del Omega Pharma tras verle triunfar durante tres años en el barro. El de Praga probó la ruta en 2012, combinándola con su disciplina original. El resultado no pudo ser mejor, con victoria en una etapa de los Cuatro Días de Dunkerque y otra en el Tour de Polonia, ya en el World Tour.
La ilusión por triunfar en la carretera le llevó a dejar de lado el ciclocross. En 2013 ya sólo pensaba en el asfalto o, en su defecto, en las piedras de las duras clásicas de primavera. En estos dos puntos comparte biografía con el belga y mito Johan Museeuw, también procedente del ciclocross y triunfante en la modalidad reina.
El antiguo y originario Mapei volvió a dar en la diana con Zdenek. En las clásicas estuvo muy por encima de lo esperado, quedando cerca de los grandes favoritos. En el velódromo de Roubaix fue sexto. Ya en verano fue capaz de llevarse el Eneco Tour, que si bien es una ronda por etapas, contaba, por ejemplo, con un final en el mítico Kapelmuur. Esto sólo nos recalcó que hay corredor detrás, que no va a pasar de puntillas por el mundo profesional.
En la Vuelta, su segunda grande tras la participación y debut en 2012, ganó una etapa, nada menos que al maillot de campeón del Mundo, Gilbert. Una foto que tiene mucho de revelación y poco de causalidad. Será la primera de muchas que más tarde se recordarán
como antecedentes. ¿Techo? Museeuw tiene el listón muy alto. ¿Quién sabe? Tal vez se convierta en el dominador del ciclismo de aquí a tres años.