El eslovaco no hizo una buena Milán-San Remo. Finalizó en décima posición, algo que tras las cualidades que se le han observado en pasadas ediciones sabe a poco. Es joven, cierto, pero el rendimiento general que se le ha observado ha sido hasta el momento inferior al ofrecido en otros años. Siete victorias por dos es la comparativa entre 2013 y 2014.
Las razones pueden estar en la búsqueda de aproximar el momento de forma a Flandes y Roubaix, pero bien es cierto que en 2013 ya estuvo muy bien en Bélgica y muy bien también en San Remo, algo que no es precisamente incompatible. Cannondale se vuelca con él, pero tal vez le falten esos hombres que sepan acompañar a un Terminator de las pruebas de un día.
Con todo ello se le observa incómodo, a destiempo. ¿Por qué? Quizás las expectativas le hagan correr sobrepresionado. Es un talento único, de los que aparecen de cuando en cuando, pero si no le llevan de una forma apropiada, puede desestabilizarse. Peter tiene condiciones para conquistar cualquier prácticamente cualquier prueba de un día. De momento no se ha hecho con ningún Monumento, aunque ha rozado dos: Flandes y San Remo.
Sería muy bueno en Lombardía o en Lieja, pero a esas alturas de temporada nunca ha llegado motivado o en forma. Las Árdenas, de hecho, parece mucho mejor terreno para el eslovaco, una preparación tan distinta que parece que es difícil de combinar ambos terrenos.
Todo será que se imponga en una gran clásica, varias etapas del Tour y los titulares le mencionen como un nuevo genio del ciclismo. Lo es, pero aún debe dar ese paso que se le lleva esperando desde hace un par de temporadas. Un devorador de carreras como él no debe dejar escapar tantas como está haciendo el grandioso corredor del equipo italiano.
