Phil Anderson (12/3/1958) es un ciclista australiano cuyo mayor mérito fue ser el primer maillot amarillo de dicho país en el Tour de Francia. No sólo eso, sino que fue el primer no europeo en lucirlo. Una gesta que parece anecdótica, pero que hoy día podemos considerar como una premonición, un deja vu del ciclismo globalizado que gozamos hoy día.
Phil nació en Londres. Al poco tiempo se mudó a Melbourne, donde se crió y se graduó. Comenzó en el ciclismo gracias a formar parte del Hawthorn Cycling Club a mediados de los ’70, donde compartió momentos con otros futuros ciclistas profesionales como Allan Peiper, ciclista que correría en Peugeot, Panasonic y otros conjuntos con los que participó en cinco ediciones del Tour.
Pronto se vio que era un ciclista a tener en cuenta, ganando como amateur el Tour de Nueva Zelanda (1977) y los Juegos de la Commonwealth en Edmonton (Canadá), así como el Campeonato de Australia en contrarreloj.
Un año más tarde, 1979, se trasladó a París, donde poco a poco fue siendo más conocido en el mundillo ciclista. Todo cambió cuando ganó la prueba contrarreloj del Gran Premio de las Naciones, en Cannes. Peugeot le dio la oportunidad de comenzar su carrera profesional en 1980.
En sus dos primeros años consiguió varias victorias de escaso nivel en comparación con lo que iba a lograr en 1982, donde quedó 5º en la general final de todo un Tour de Francia. Además, logró el maillot blanco de mejor joven. Lejos de quedar como una gesta puntual, repetiría su posición tres años después, acaparando una serie de victorias que confirmarían su valía para las rondas por etapas: Vuelta a Suiza, Tour del Mediterráneo, Volta Catalunya y Dauphiné Liberé. Por si fuera poco también se prodigó en las clásicas del norte, siendo segundo en Gante-Wevelgem y Tour de Flandes.
Sin embargo, no iba a pasar a la historia por nada de aquello. Sí, eran registros de un grandísimo ciclista, de un campeón en ciernes. Pero la gesta que consta en los libros será otra. Por aquel entonces las estrellas del ciclismo (y del Tour) eran gente como Bernard Hinault, Lucien Van Impe o Maertens. En la edición de 1981, Phil se hizo con el maillot amarillo, un hecho que le convertía en el primer no europeo en conseguirlo. Un hito que aún se recuerda como el antecedente de la expansión ciclista a otros continentes y, sobre todo, a su país: Australia.
Una artritis terminó con la vida deportiva de este gran ciclista, que nunca recuperó el nivel que alcanzó aquel año.