Este Tour de Francia 2.016, al menos en su primera semana, se planteó como un pulso de Movistar contra Sky. Un mano a mano entre Quintana contra Froome, los dos líderes de ambas escuadras. Pero lo triste del caso es que, al menos hasta la etapa de Bagneres de Luchon, el resto de supuestos favoritos al triunfo final lo aceptaron y obraron como tal, no discutiendo ni poniendo en duda este dominio en la sombra de estas dos escuadras.
Para mayor desgracia para las y los espectadores, dos de los ciclistas con más capacidad para discutir esta hegemonía no estuvieron a la altura que se podía esperar.
Vincenzo Nibali evidenció ya durante el pasado Giro de Italia, en el que a pesar de todo obtuvo el triunfo, que no atraviesa el mejor estado de forma de su carrera deportiva. Además, cada vez está más claro que los esfuerzos del Giro se acaban pagando en el Tour. Así, en el Aspin pudimos observar cómo no era capaz de anular la ventaja obtenida por Cummings, algo impensable cuando el italiano está en buena forma. En suma, que Nibali quedaba descartado para poder poner el Tour patas arriba.
¿Y qué decir de Alberto Contador? Dos caídas en las dos primeras etapas le lastraron. Sin olvidar que quizás, sólo quizás, porque no hubo tiempo a comprobarlo siquiera, tampoco estuviese en el mejor momento de forma para afrontar con garantías una prueba como ésta. La cuestión es que el de Pinto, en todas las etapas en las que se podía establecer diferencias menos en la de Payolle, terminó por ceder tiempo. Tomó la decisión más inteligente, al menos para quien escribe, camino de Arcalis. Abandonó el Tour, esperemos que para preparar otros objetivos de esta presente temporada. El ciclista que podía desmontar el guión predeterminado de este Tour ya está fuera de carrera.
Que el Tour se planteó como un cara a cara entre Quintana y Froome cobra fuerza recordando algunos episodios. Por ejemplo, las caídas de Alberto Contador. Ni Sky ni Movistar debían considerar al de Pinto un rival de entidad, pues ni siquiera pasaron a la guerra para descartarlo de la general. Pero no sólo ellos; porque el resto de equipos tampoco hicieron nada, dejando que Sky y Movistar tomasen la decisión de si había que pasar o no a la acción. Y eso que la primera de las caídas se produjo en un momento que podía haber sido crucial para la formación de abanicos, como ya sucediera en la segunda etapa de la pasada edición del Tour, y era Tinkoff uno de los que más empeño ponía en el intento… O cuando Pinot pasaba miseria en el ascenso al Aspin, tampoco nadie puse empeño en ampliar las diferencias.
Respecto a Alberto Contador también cabe una reflexión sobre su actual rol en el equipo Tinkoff. El trabajo de corredores de su equipo en el final de la segunda etapa en pos de la victoria de Peter Sagan, que le hizo perder varios segundos, la nula ayuda que recibió en el final de etapa de Le Lioran a pesar de que algún compañero era testigo directo de que se quedaba…Actuaciones que han dado lugar a un sinfín de especulaciones, alimentadas por el escaso interés que existe desde el equipo en aclarar este asunto. Desde luego que Tinkoff no tiene el monopolio de estos casos. Porte y Van Garderen han sido también protagonistas de polémicas acerca de quién es quién en el seno de BMC. O peor todavía: ¿Cómo funciona BMC? Sin embargo, en el seno de Movistar, parece que por ahora el status está muy claro. A lo que contribuyó sin duda el ataque de Valverde en la etapa de Arcalis en un intento de endurecer la etapa, en el que también estuvo implicado Contador, kilómetros antes de su abandono.
Entrando de lleno a la disputa de las etapas de la cordillera pirenaica, la conclusión principal es la neta superioridad de Sky sobre Movistar. Insistimos que al menos durante esta primera semana. La superioridad ya se observa incluso en el plano de la dirección deportiva. Se barrunta una mayor profesionalización. Una mayor preparación de los detalles. Mayor meticulosidad. El dejar cada vez menos elementos al albur del azar. Por ejemplo, el sorpresivo ataque de Froome en el descenso del Peyresourde. Aunque lo negase el propio Froome, ese ataque estaba absolutamente programado. Esa forma de pedalear no se aprende de un momento a otro. Requiere práctica y para sacarle máximo partido hace falta que el descenso tenga largas rectas… Todo estaba estudiado. El paso previo por Val Louron y la cerrada de Froome a Majka… Cuando pasaron por la cima del Peyresourde, Quintana estaba cogiendo un bidón y en lugar de salir a por el keniata echó la mirada para atrás implorando ayuda… Son detalles. La maniobra resultó en resumen más efectista que real, porque la diferencia no fue excesiva en meta respecto al colombiano. Pero en ese detalle quedó claro quién de los dos ciclistas había preparado más meticulosamente la carrera, independientemente del resultado final en París. En suma, quién ha buscado previamente más la victoria. Por lo demás, en las ascensiones apenas hubo batalla. La poca que hubo no sirvió para establecer diferencias.
Respecto a los gregarios, también Sky denotó superioridad sobre Movistar en esta etapa.
En la etapa de Arcalís, Movistar sorprendió a todos atacando de inicio, utilizando por fin a Valverde y favoreciéndose de Alberto Contador. Sky se rehizo y recompuso su orden cruzando uno tras otro los puertos con su treno en cabeza del pelotón de favoritos. En la zona de seguridad marcada por el potenciómetro de Chris Froome, por supuesto ya en Arcalis, el keniata pasó al ataque. Cosa que en ningún momento llegó a hacer Quintana que se limitó siempre solamente a seguir a su máximo rival. Pero aquí llegarían las relativas sorpresas. Froome no consiguió zafarse ni de Yates ni de Dan Martin ni de Porte. E incluso ciclistas como Mollema osaron atacarle. ¿Mejorará su rendimiento escalador de cara a sucesivas etapas el keniata? Han surgido ciertas dudas. Y por vez primera en este Tour, otros ciclistas que no son ni Quintana ni Froome han adquirido un pequeño protagonismo. Por supuesto que sigue quedando mucho Tour. Pero el dato que por lo menos conste en acta. Y, al contrario de lo sucedido el año pasado en la Pierre de Saint Martin, Froome corrió los últimos kilómetros de esta etapa sin gregarios a su lado.
Por parte de Movistar, asistimos a un mayor interés por ganar la clasificación por equipos que en diseñar una estrategia de ataque de Quintana aprovechándose de la presencia de compañeros de su equipo que iban en la escapada…
Fuera de la clasificación general, destacar las cuatro victorias del equipo Dimension Data. Una con Cummings y otras tres con el renacido sprinter Mark Cavendish. El de la isla de Man ya ha superado en número de victorias de etapa al mismísimo Hinault.
Y también la falta de combatividad de varios equipos. Han dejado pasar etapas propicias, que se han corrido alguna de ellas a medias impropias del ciclismo profesional. Equipos que han acudido a este Tour sin objetivos claramente definidos asequibles a sus reales posibilidades, han dejado escapar momentos que podían haber aprovechado en carrera. Dándose situaciones auténticamente kafkianas, como por ejemplo la de Thomas Voeckler ofreciendo la impresión de que “pactaba” su escapada con los integrantes del pelotón.
En resumen, nada nuevo bajo el sol. Diseños de grandes vueltas sin apenas kilómetros cronometrados, o al menos en menor medida que antiguamente, dan como resultado el no deseado: escaladores desaprovechando una y otra vez sus oportunidades. Y ya sabemos el refrán: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.
@ranbarren
