Articulo publicado originalmente en Planeta Ciclismo nº 44
En el mes de octubre de 2004, con la disputa del por entonces aún denominada Giro di Lombardía, se daban las ultimas pedaladas de un proyecto que, aunque aparentemente atractivo, no gozó de una gran popularidad ni entre corredores, ni en los propios equipos. Ni siquiera entre los aficionados. Hablamos en este caso de la Copa del Mundo de ciclismo en ruta que dejaba, en ese 2004, paso a otra clasificación con poco arraigo, como fue el también extinto UCI Pro Tour.
En 1988 el mando del ciclismo mundial estaba en manos del neerlandés Hein Verbruggen. El máximo mandatario de la Unión Ciclista Internacional estuvo llevando a cabo una serie de reformas en el mundo del ciclismo durante esos años y una de ellas fue la creación de una Copa del Mundo que iba a reunir las mejores pruebas de un día del calendario internacional a imagen y semejanza del tenis o del esquí, en propias palabras de Verbruggen. No fueron pocas las controversias iniciales entre los equipos, las organizaciones de carreras y la propia UCI, ya que no se llegaba a acuerdos en materia de participación, tanto de número de equipos como de número de corredores por equipo en cada prueba. Las formaciones que iban a tener la oportunidad de disputar las doce pruebas que componían la primera Copa del Mundo serían los veinte primeros de la clasificación FICP (Federación Internacional de Ciclismo Profesional), además del equipo en el que corriera el Campeón del Mundo, si se daba la circunstancia de que no era uno de esos veinte (en este caso era el italiano Del Tongo, con Maurizio Fondriest de arcoiris). De igual forma también se admitirían equipos de los países en los que se disputara cada una de las pruebas, a pesar de no formar parte de esa clasificación que por entonces se denominaba como equipos de Categoría 1. Esta decisión no estuvo exenta de polémica ya que grandes ciclistas como Stephen Roche se quedaban fuera debido a que su equipo, el Fagor, no estaba entre esos veinte.
Las escuadras participantes deberían alinear como mínimo cinco ciclistas, siendo el máximo de ocho. La clasificación general individual de esta Copa del Mundo quedaba establecida por un sistema de puntuación con respecto al puesto en cada carrera, de la misma forma iba a existir una clasificación por equipos que, en este caso, no iba a tener que ver con la de la FICP. Todos los cambios a gran escala producen un rechazo inicial y muchas incógnitas y más en un mundo tan hermético y conservador como era el del ciclismo en la década de los ochenta. Los equipos que pudieron competir en todas las pruebas de esa primera edición de la Copa del Mundo fueron los siguientes por orden de clasificación : PDM (Países Bajos), Système U (Francia), Panasonic (Países Bajos), Superconfex (Países Bajos), Domex (Bélgica), R.M.O (Francia), Caja Rural (España), Histor (Bélgica), Hitachi (Bélgica), Z Peugeot (Francia), BH (España), Carrera (Italia), Helvetia (Suiza), Chateau d’Ax (Italia), Toshiba (Francia),TVM (Países Bajos), 7-Eleven (USA), Ariostea (Italia), Reynolds (España) y ADR (Bélgica).
En la Milano-Sanremo de 1989 se iba a disputar la primera prueba de la historia de la Copa del Mundo UCI y, por consiguiente, se iba a decidir quién sería su primer líder, honor que iba a recaer en un histórico como era el francés Laurent Fignon, que con su ataque a un kilómetro de coronar el célebre Poggio se presentaba en solitario en la meta de Sanremo para conseguir su segunda Classicissima consecutiva. El maillot identificativo que portaba el líder de la Copa del Mundo consistía en una banda vertical Arco Iris sobre fondo blanco y sólo lo lucía en las carreras que pertenecían a dicha competición.
Las carreras
La Copa del Mundo de la UCI quería encuadrar en su formato a las mejores carreras de un día del panorama internacional. Obviamente en ese saco estaban los denominados monumentos del ciclismo. Estas cinco pruebas: Milano-Sanremo (marzo), Ronde van Vlaanderen, Paris-Roubaix, y Liège-Bastogne-Liège (abril), y Giro de Lombardía (octubre) formaron parte de este campeonato desde su temporada inicial hasta su desaparición en 2004. Junto a estas, también fueron fijas en los quince años de existencia de la Copa del Mundo, la Amstel Gold Race en abril, la Clásica de San Sebastián y GP Zürich (en algunas ediciones GP de Suiza) en agosto, y Paris-Tours en octubre.
De aquella Copa del Mundo inicial también formaron parte otras pruebas como la Wincanton Classic; Leeds o Rochester Classic en el Reino Unido, el Grand Prix des Amériques en suelo canadiense y el Grand Prix de la Libération en los Países Bajos en la modalidad de contrarreloj por equipos. Estas tres últimas pruebas desaparecieron en pocos años, al igual que otras pruebas que formaron parte del marco de la Copa del Mundo. Entre ellas, el Grand Prix des Nations, aquel campeonato del mundo oficioso de contrarreloj hasta la llegada del oficial. Esta cronometrada francesa fue parte de la Copa del Mundo en cuatro ediciones, entre 1990 y 1993. Bajo esta misma modalidad, en 1991, se disputó el Trofeo Baracchi, una histórica prueba contra el crono en parejas que puso punto final a su andadura ese mismo año, con una crono individual en esta ocasión y dentro del marco de la Copa del Mundo, siendo la victoria para un tal Tony Rominger.
En una sola edición de la Copa del Mundo también formaron parte la Eschborn-Frankfurt en Alemania (Rund Um Den Henninger-Turm en su idioma nativo) en el año 1995, y la exótica Japan Cup en la temporada 1996, vencida, por cierto, por el suizo Mauro Gianetti. Más recientemente la actual Hamburg Cyclassics, entonces llamada Hew Cyclassics, fue parte de la Copa del Mundo desde 1998 hasta la desaparición de la misma en la campaña de 2004. Destacar que la Flèche Wallonne, otra de las celebres clásicas de las Ardenas en Bélgica, nunca fue parte de este circuito de carreras, a pesar de que en 2005 si comenzó formando parte del UCI Pro Tour.
Los más laureados
Entre los ciclistas con más triunfos en la clasificación general individual de la Copa del Mundo a lo largo de su, tal vez, corta historia, cabe destacar al italiano Paolo Bettini, vencedor de las tres últimas ediciones, un verdadero especialista en el terreno de las clásicas, como todos los vencedores que atesora el palmarés de este formato. El Grillo, como era apodado el corredor de la Toscana, se proclamó vencedor, a lo largo de los años, en nada menos que nueve carreras distintas del calendario de la Copa del Mundo, incluidos monumentos como Milano-Sanremo, Liège-Bastogne-Liège o el Giro di Lombardía. Como curiosidad, el año de su último triunfo en la clasificación absoluta no obtuvo ninguna victoria, sin embargo, subió al podio en hasta cuatro ocasiones.
Con dos triunfos en la clasificación general de la Copa del Mundo están Maurizio Fondriest, Johan Museeuw y Michele Bartoli, probablemente algunos de los mejores corredores de clásicas de todos los tiempos y en el caso de Fondriest y Museeuw, también Campeones del Mundo en ruta, este último en el mismo año en que conseguía la Copa del Mundo (1996), único corredor que consiguió tal hito, además de conseguir la victoria en nada menos que once pruebas a lo largo de su trayectoria profesional.
Por equipos lógicamente hay que destacar a la estructura de Giorgio Squinzi y posteriormente de Patrick Lefevere, el actual Quick Step, en sus diferentes denominaciones, especialmente cuando corrían con el maillot del Mapei. Una escuadra histórica en las grandes clásicas, con actuaciones realmente memorables como aquellos tripletes en Paris-Roubaix en 1996, 1998 y 1999. Fueron en cinco ocasiones el mejor equipo de la Copa del Mundo, eso sin contar los dos triunfos del GB-MG Maglificio, el germen de esta estructura.
Queda ya lejano el circuito de la Copa del Mundo pues han pasado ya dieciocho años desde su desaparición, más de los que estuvo disputándose. Poco después han venido otros proyectos como el UCI Pro Tour o el actual UCI World Tour, aunque con un abanico más grande de pruebas y sin disputa para una clasificación general. Quién sabe si el futuro nos volverá a deparar un formato similar con las mejores clásicas del calendario, como si existe a nivel nacional en países como Francia o Italia.
Alberto Díaz