El vizcaíno se encumbró aquella tarde lluviosa de julio en el Pirineo francés, tras ascender las imposibles cumbres del Aubisque y Hautacam, allá donde los grandes campeones han ido dejando su sello en pos de la conquista del amarillo en París. Allí hablaron Indurain, Riijs, y aquel día Armstrong, que dio una exhibición de poderío…