La fe mueve montañas. Y él las doma. En un 2013 muy francés, el líder de FDJ cubre además la baja de Sandy Casar. Más nostálgica que real, hay que decir, porque las últimas temporadas de la otrora promesa gala han pasado muy desapercibidas. Ahora es turno de poner los ojos sobre un corredor que ya ha demostrado en dos grandes y del que se espera que pronto se aproxime al podio y las victorias.
Presionado, su actuación en el Tour le acarreó críticas. Recuperó sensaciones en la Vuelta, pero el aficionado francés aún pide más y le volverán a pedir que sea él mismo quien encumbre por fin a un ciclismo que avanza a tal velocidad que ya tiene a otro en la recámara: Warren Barguil.
Mientras tanto deberá enfrentarse al plato fuerte de la temporada con todos los ojos en su espalda, además con un equipo muy joven a su alrededor, lo cual le rodea todavía más de responsabilidad. Francia es así y si Thibaut tiene que ser un grande lo tendrá que ser -y lo será- pese a ello. Es sólo una barrera más de las muchas que se encuentran en tres semanas tan llenas de obstáculos y peligros.
En realidad tiene varios caminos para elegir. Soportar toda esta carga es uno. Dedicarse a objetivos muy concretos y selectos también, al estilo Moncoutié. Con cualquiera de ellas puede llegar al aficionado y a la crítica, pero lo que no le perdonarán es que se quedase a medio camino.
Más noticias:
Ion Izagirre, hombre de clásica
Nairo Quintana, el miedo a ganar
Horner, el corredor del millón de euros
Delgado, Pino y el pendiente de Millar
Recorridos: descendiendo el río Sil
Purito y los viajes muertos a la orilla
Jens Voigt, el pacto con el diablo
Jesús Ezquerra, el ejemplo del mal momento