,

Volta Catalunya: ¿valentía o desacierto?

Antes de nada, se debe reconocer el mérito y esfuerzo de organizar una prueba de tanta tradición y que ha atravesado tantas dificultades. Gracias a Rubén Peris y su equipo, podemos contar con la decana año tras año y edición tras edición. Sin embargo, ese esfuerzo no se ve justamente recompensado en las críticas, con motivos, en ocasiones, sin ellos en otras. Pero la última edición se ve penalizada por algunos detalles. Una lástima, ya que los mimbres eran fantásticos esta vez. 

Es un acierto querer aprovechar los Pirineos, la montaña más llamativa para el aficionado, la cadena montañosa más nostálgica y, también, la más aprovechable a nivel económico debido a la presencia de las estaciones de esquí. En cambio, se corre un gran riesgo acudiendo, que es la presencia del mal tiempo. La edición de 2012 tuvo la lástima de no poder ascender Port Ainé, final de la etapa reina. Ganaría Albasini con merecimiento, pero su victoria quedó deslucida.

En 2013 se vivió un buen espectáculo deportivo con la lucha entre Purito y Daniel Martin, con victoria final para el irlandés, la bestia negra de aquella primavera del catalán, arrebatándole más tarde la Lieja-Bastogne-Lieja.

Sin embargo, en la edición de 2014 no se ha visto tal lucha, reducida simplemente a los últimos kilómetros y con mayor emoción por la lucha de la victoria de etapa que por la general, donde los favoritos apenas se distancian en un puñado de segundos. Duelo encogido aumentado por el clima tan duro que han tenido que soportar los ciclistas y, de paso, las cámaras de televisión, lo que ha impedido ver el desenlace de la etapa reina. Una auténtica lástima con los buenos cimientos que contaba esta edición.

La falta de mayor combatividad entre los grandes viene provocada, además del momento de la temporada en el que se encuentran y las ambiciones de la mayoría en otros objetivos más lejanos, por el sentimiento de que todos pueden ganar con “poco”. Es decir, si Contador necesita recuperar apenas 4″ a Purito, podrá creer que apenas con el rush final podrá superarle. En Tirreno-Adriático protagonizó aquella jornada preciosa que le daría la victoria final gracias a la distancia que le separaba del primer puesto.

¿Cómo paliar esto? Es muy difícil, ya que si un corredor es superior, si hay mucha igualdad o acontece cualquier otra circunstancia deportiva, no tienes la capacidad de poder prever. En cambio, sí se podría haber añadido al inicio de la Volta algún aliciente mayor para los líderes o para los espectadores. Una crono por equipos o individual de corto kilometraje ya hubiese aportado esa diferencia, ese saber a qué atenerse para ganar. Aquí juega en contra el factor de la participación. Si planteas un recorrido excesivamente difícil, muchos de los grandes nombres -atractivos para los patrocinadores, no nos olvidemos- tal vez hubiesen preferido optar por un calendario alternativo.

El problema de la climatología es una cuestión de suerte. ¿Buscada? En parte, pero también hay que agradecer la valentía de la organización de seguir programando este tipo de etapas pese a que en más de una ocasión han tenido problemas. El riesgo es lo que ha sucedido, que el momento teóricamente decisivo ha sido totalmente anónimo. Si ya las carreras que se encuentran fuera de las tres grandes y las grandes clásicas tiene problemas, este tipo de detalles poco ayudan.

Se podría recurrir en alguna ocasión a otros puertos catalanes, más próximos a la costa y de igual o mayor entidad que los programados. Sí, no hay estaciones de esquí que financien la etapa, pero bien podrían gozar de mayor seguimiento a pie de cuneta por estar encuadrados en zonas más densamente pobladas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *