Como ya es casi una costumbre en las grandes vueltas, la salida se ubica más allá de nuestras fronteras, en Lisboa. La ronda española ha cogido carrerilla y tras la salida de Países Bajos de hace un par de años parece que va a encadenar tres salidas foráneas consecutivas, pues está confirmada Mónaco en 2026 y se rumorea con insistencia Turín para 2025.
Como decimos, la salida será en la capital lusa, desde el Monasterio dos Jerónimos y recorrerá en formato contrarreloj la costa hasta Oeiras, ubicando la meta cerca del Forte de São Julião da Barra y del Forte de Santo Amaro. Serán doce kilómetros muy planos y poco técnicos, por lo que lo más normal es que el primer líder sea un gran especialista en la modalidad.
La segunda etapa continúa en el país vecino con un perfil bastante llano. Únicamente se puntúan dos ascensiones de cuarta categoría que apenas ha utilizado la carrera en su historia. Tiene pinta de ser la habitual jornada destinada a la promoción turística con paso por lugares como Cascáis (punto de salida), Sintra, Óbidos o Fátima. Al menos en los últimos kilómetros aparecen varios repechos que agitarán un poco el pelotón.
La última etapa portuguesa también parece de transición hacia la frontera, con el primer puerto de segunda por el camino, pero más de cincuenta kilómetros finales muy cómodos.
Todo cambia en cuanto se llega a España. En la cuarta jornada llega el primer final en alto, marca de la casa. Pero antes de llegar a las faldas de Pico Villuercas, en el inicio del día se subirán Cabezabellosa y Piornal, donde veremos las ganas de batalla que trae el pelotón, pues es un sitio ideal para formar fugas de nivel y consolidarlas en el largo tramo más cómodo, sólo roto por la subida a Miravete hasta los pies de la subida decisiva que en esta ocasión es por la vertiente oeste, corta pero de rampas muy duras y hormigonadas, que se empleó en la anterior ocasión como de paso.
Este primer tanteo en la montaña no tendrá continuidad al día siguiente camino de Sevilla, en una jornada bastante llana que además discurrirá en gran parte de los kilómetros finales por una carretera nacional, donde incluso la aparición del viento tendría difícil provocar abanicos por su elevado ancho.
Sin embargo, a partir del siguiente día, Andalucía sí que guarda varias etapas muy atractivas. Para empezar, la que tiene meta en el Alto de las Abejas, en el municipio malagueño de Yunquera. Salvo por la ascensión a El Boyar de primera, los puertos no son nada del otro mundo, pero el terreno es muy incómodo todo el día. Por altura de carrera todo debería solucionarse en la subida final con llegada en un punto un poco indeterminado, pero es de esas jornadas donde un momento de flaqueza lejos de meta puede hacerte perder todas tus opciones.
La llegada a Córdoba se realiza tras una jornada básicamente llana que gana en interés tras un primer paso por la meta de la ciudad califal. El Alto del 14% tiene un nombre que expresa claramente las importantes pendientes que esconde; sin embargo, al haber escogido bajar por Medina Azahara conlleva que haya bastantes kilómetros a meta, por lo que lo previsible es que sea una pequeña selección de corredores la que se juegue la victoria del día.
Nueva llegada en alto en la octava jornada con la meta en Cazorla. La etapa se podría endurecer bastante sin hacerla de alta montaña. Sin embargo, el trazado apunta más a los kilómetros finales bastante duros, por las calles de la localidad hasta la Ermita de la Virgen de la Cabeza.
Para cerrar la semana, una de las grandes sorpresas del trazado. Tras un traslado un poco complicado, la jornada comenzará en Motril para subir hasta las proximidades de Granada sin emplear ninguno de los puertos de la zona; aunque tampoco son muy necesarios, pues el final es de órdago con un paso por el Purche y dos por Hazallanas antes de descender hasta la capital nazarí. Mucho desnivel acumulado, además a base de rampas duras, convierte a esta jornada en una de las reinas de la edición.