Tras la etapa homenaje a Marco Pantani en Montecopiolo, el Giro afrontaba otra llegada en alto con final en Sestola. Un puerto largo pero tendido en su mayor parte, con unos números no demasiado significativos: 16,5 kilómetros de longitud a una pendiente media del 5,5%. Teniendo en cuenta que los “gallos del pelotón” llegaban de una jornada exigente y que lo verdaderamente decisivo de este Giro de Italia llegará a partir de la próxima, la etapa pedía a gritos la resolución en una escapada, como así ha sido.
En el kilómetro 50 de la etapa se formaría un grupo de 14 corredores de entre los que saldría el vencedor. La etapa, sinuosa, con los pasos intermedios de Sant’Antonio y Rochetta Sandri, presentaba el perfil idóneo para que un número de corredores bien avenidos pudiese caminar, reduciendo así las opciones del gran grupo. La escapada se fue hasta los 8 minutos, un margen precioso para que los deseos de los hombres de la escapada echasen a volar. El ritmo se mantenía delante, y pese a tímidos intentos de escapada entre ellos, la unidad predominó hasta que el holandés Pieter Weening (Orica-Greenedge) y el italiano Davide Malacarne (Europcar) aprovecharon el paso por una rotonda para lanzar su ataque. Sucedía a falta de 19 kilómetros, a poco más de 2 para comenzar la decisiva ascensión a Sestola.
Weening y Malacarne llegaron a un acuerdo inmediato y pusieron tierra de por medio sobre el resto de corredores que habían formado la escapada. En el pelotón, la tranquilidad la rompía una caída de Gorka Izagirre (Movistar) mientras BMC marcaba el ritmo que más beneficiaba a su líder.
Cuando los dos escapados entraron en la zona más dura de la ascensión, con 3,4 kilómetros al 9,2% de pendiente media y una máxima del 13%, la carretera cambió y pasó de ser una autopista a auténtico asfalto de montaña. Comenzaron a aparecer los “tifossi” , como siempre entregados con los corredores, y las caras de esfuerzo. A pesar de ello, ninguno de los dos intentó atacar al otro. Las fuerzas entre ellos parecían bastante niveladas.
En el pelotón, la presencia de los aficionados italianos animó a un voluntarioso Pozzovivo (Ag2r) que atacó para demostrar al resto de adversarios su fortaleza. Al ataque del pequeño escalador italiano no respondió ninguno de los favoritos y la “calma” volvió a ese grupo cuando Cadel Evans (BMC) recuperó a Steve Morabito (BMC) y éste comenzó a marcar el ritmo, como ayer y como en la subida a Montecassino. El suizo es, de momento, el hombre de confianza de la maglia rosa. Está rindiendo a un excelente nivel y da la impresión de que va a ser el eje sobre el que va a pivotar la defensa del australiano en las grandes montañas de los Dolomitas.
Mientras Pozzovivo iba desatado, la cabeza de carrera entraba en los últimos kilómetros de ascensión, mucho más tendidos. El control y el miedo entre ambos se iban haciendo más grandes a medida que pasaban las pancartas de los kilómetros. Así, bajo la que anunciaba los últimos 1000 metros, los dos se miraron y se pusieron frente a frente. Con margen suficiente para obtener el triunfo, a pesar de que el líder del AG2R llegaba por detrás como un tiro, Weening y Malacarne decidieron finalizar la etapa como si de una clásica se tratase.
Prácticamente parados y haciendo eses sobre la carretera, tiraron de sangre fría para ver quien daba primero. El de Orica, con más tablas en estas lides, aguantó su momento y dejó que Malacarne lanzara el sprint. Entonces midió sus fuerzas, las fuerzas de su rival y, cuando vio la pancarta de meta delante de sus ojos, adelantó por la derecha a un rival que terminó dándose por vencido.
Weening, que ganó una etapa en el Tour de Francia por milímetros (frente a Andreas Kloden en Gerardmer), analizaba así lo ocurrido en los momentos decisivos de la etapa: “Los compañeros de fuga no estaban colaborando a la perfección. La carretera picaba hacia arriba ligeramente y el resto de la fuga estaba tomando la rotonda por el lado equivocado. Yo la tomé por el otro lado y fue el momento perfecto. Pensaba que, tal vez, tenía que intentarlo antes de la subida. Davide se vino conmigo y estaba realmente fuerte. Había una parte bastante dura en la última ascensión. Realicé una aceleración pero no pude dejar al corredor italiano. Esperé hasta los últimos 100 metros.”
Por detrás, Domenico Pozzovivo conseguía mantener la diferencia obtenida tras una fuerte aceleración. Así, el italiano conseguía aventajar al resto de favoritos en 26 segundos, que junto a los 4 de bonificación llegaban hasta los 30, y demostrar que su condición física es francamente buena. El italiano, estaba feliz, a pesar de no haber podido ganar: “Es una pena que no trabajásemos para ganar la etapa pero el equipo estaba dispuesto a llevar a cabo el plan decidido a la mañana y todo el equipo ha trabajado bien. En los kilómetros finales he visto que había muchos corredores en el pelotón y he dicho a Alexis (Vuillermoz) que atacase para ver qué sucedía. Yo he probado suerte y sabía que había el final era llano pero me he centrado en ganar los máximos segundos posibles con respecto a mis oponentes. El balance al final de esta primera semana de carrera es muy bueno. Todo ha ido bien, no he perdido mucho tiempo y solo me he caído una vez. El día de descanso será bienvenido y espero que el buen tiempo continúe con nosotros, porque me siento mucho mejor con el sol.”
Pedro Ceinos