La organización del Tour de Flandes se retracta y varía el recorrido, escuchando las críticas que recibió de forma masiva por parte de los aficionados. De todos modos, la eliminación del circuito final no implicará la ascensión al Kapelmuur, el muro añorado por todos los fans locales, que incluso llegaron a pasear un ataúd durante una manifestación.
Los que sí ha trascendido es que habrá variaciones, lo cual puede beneficiar más a unos corredores con respecto a otros. El llano final ha funcionado bien en las últimas dos ediciones, pero en un ciclismo cada vez más igualado, podríamos ver un grupo más grande jugarse la victoria. La imaginación de un sprint de grupo aterra a la organización, que dará protagonismo al Paterberg, ubicado a sólo 13 kilómetros de la meta.
Anteriormente se subirán los mitos de Koppenberg y Kwaremont, pero falta el Kapelmuur, la verdadera religión de una prueba que no necesita de alicientes para ser espectacular, pero que ayudaría a que no se perdiese la tradición de las múltiples actividades que se llevan a cabo en sus laderas. ¡Que vuelva De Muur!
Ph: Pedro Ceinos
Más noticias:
Los enfrentamientos entre Purito y Contador
Recuerdos del Giro 1993
Slagter, el holandés que quiere la luna
El annus horribilis de Tom Boonen
José Iván Gutiérrez y Movistar, tinta y papel
Chris Froome y el reto de las tres grandes
El antiguo reto de Eduardo Chozas
Oliverio Rincón, la montaña rusa
Igor Antón, de la raza a la indolencia
Moreno Moser, la herencia de Trento
Cancellara y el récord de la hora en 2014
Astarloza, el final del alma de Euskaltel
Peña de Martos, novedad en la Vuelta 2014
Nairo Quintana, diez razones para elegir el Giro
Pozzato, el talento y el desperdicio