El checo tiene un dilema interno y externo. El quinto clasificado en la pasada edición del Tour sabe que su calendario girará en torno al mes de julio, donde será un bastón indispensable para Contador, el jefe de filas indiscutible para la edición de 2014. Ante cualquier eventualidad sabe que podría ser él quien liderase a Saxo Bank.
Y él, a sus 27 años, sabe que está llegando su momento de madurez, en el que debería encontrar de forma definitiva su mejor rendimiento. Es por ello por lo que duda entre reservarse para el Tour y rezar a la suerte -muy entrecomillado- o apostar a un primer pico de forma en el Giro.
En Italia sería la mejor baza de Saxo, si bien Roche parece que repetirá finalmente el calendario que tan buen resultado le dio en 2013. Sin embargo, el recorrido poco se le adapta y le genera dudas sobre si merece la pena arriesgar tanto para tan poco rédito. La montaña del Tour sabe que la pasa bien y tiene una crono larga en la que restablecer posibles pérdidas, pero ahí no tendría hueco para liderar.
En la Vuelta le sucede algo similar. Aunque habrá más crono que en el Giro, los finales en alto de grandes rampas le alejan de los primeros puestos. He ahí otra de las dudas, ya que el español se podría sumar también al mes de septiembre. La única forma de garantizarse el poder expresarse a su manera sería disputar el mes de mayo la primera de las grandes en el calendario.
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