Sin lugar a dudas, una de las fechas clave de la temporada y que muchos ciclistas tienen señalada en el calendario tras la cancelación del año pasado, es la prueba en ruta en los Juegos Olímpicos de Tokio donde Alejandro Valverde disputará sus quintos Juegos.
En Planeta Ciclismo Magazine, retomamos esta serie de artículos que se quedaron incompletos el año pasado por el estadillo de la pandemia, y desde ahora y hasta que empiecen los Juegos, vamos a repasar las actuaciones del ciclista murciano de Movistar Team en las distintas citas olímpicas empezando por su primera participación en los Juegos de Atenas de 2004.
Esperemos que estos Juegos aunque sin público, sean buenos para “el Bala” y llegue en forma para pelear por medalla a pesar del desgaste del Tour de Francia. Ya con el ribete arcoíris en su maillot y sin esa presión que durante años tenía, quizás una medalla olímpica sea el broche (¿de oro?) que le queda por lograr al carismático ciclista.
EFE/LUIS TEJIDO
La prueba en ruta de los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004 constaba de un recorrido de 224 km sobre un circuito de 13 km al que se daban 17 vueltas. Recordamos que era una disciplina relativamente joven pues fue en Atlanta 96 cuando el ciclismo profesional tuvo por primera vez cabida en unos Juegos.
El día se presentaba con mucho calor y seguro que pasaría factura. Con todo, las selecciones favoritas eran Italia con Pozzato o Bettini, Alemania con Ullrich, Zabel o Kloden, Kazajistán con Vinokourov o Estados Unidos con Leipheimer o Hamilton. También había outsiders con opciones como Botero, Menchov, Voeckler o Ekimov, e incluso veteranos como Virenque que jugaría sus cartas.
España también partía entre las favoritas para llevarse una medalla y realmente tenía tres hombres candidatos para ello: Igor Astarloa, vigente campeón del Mundo, Óscar Freire, que por aquel entonces tenía dos Mundiales y Alejandro Valverde que a pesar de llevar tres temporada en la élite, ya era más que una realidad y su velocidad, clase y polivalencia eran conocidas y temidas por el resto de selecciones. Su temporada en el Kelme, la última antes de firmar por Caisse d´Epargne, estaba siendo muy exitosa con victorias en la Challenge de Mallorca, Vuelta a Murcia, Comunidad Valenciana o la Vuelta a Burgos, entre otras.
Los otros dos corredores que formaban la Armada Española que dirigía Paco Antequera y que por cierto también estarían en la prueba contra el reloj, eran José Iván Gutiérrez e Igor González de Galdeano. Un bloque de garantías, de eso no había dudas.
Sin embargo la Selección Española se quedaba pronto sin una de sus bazas. En la primera vuelta Astarloa e Iván Gutiérrez se iban al suelo y el primero tenía que abandonar. A las primeras de cambio nos quedábamos sin uno de nuestros primeros espadas. Ya solo quedaban Freire y Valverde con aún casi toda la prueba por delante.
Antes de la mitad de la carrera, era Freire quien se caía justo en el mismo lugar donde se había caído Astarloa en la primera vuelta, mientras que Valverde seguía cómodo y atento en las primeras posiciones bien asistido por Igor González de Galdeano. El murciano que venía de ganar la Vuelta a Burgos era uno de los favoritos y las demás selecciones estaban atentas a sus movimientos.
A ocho vueltas del final, González de Galdeano tensó la cuerda como diciendo: “aquí estamos”, y se fue junto a Valverde. Era una invitación a otros equipos para que también movieran sus fichas. Apenas hubo colaboración de otras selecciones pero ahí estaba España dejándose ver.
Y así, a cinco vueltas del final o dicho de otro modo, 65 km de meta, todos los favoritos permanecían en el pelotón principal: Ullrich, Bettini, Vinokourov, Freire, Zabel… todos parecían esperar a que la prueba se decidiese al sprint para aparecer. En esa misma vuelta, “Guti”, también se bajaba de la bicicleta al paso por boxes. Sin el cántabro, ya solo quedaban en liza Igor, Freire y Valverde. Los tres corredores dirigidos por Paco Antequera estaban cumpliendo con creces su cometido: Igor González de Galdeano tiraba del pelotón, Valverde se dejaba ver y Freire iba escondido guardando fuerzas para quizás, el esperado desenlace al sprint.
A dos vueltas del final era Paolo Bettini quien lo intentaba y con él se hacía un corte muy bueno con hombres como Vinokourov, UIllrich o Valverde. También Freire llegó a ese grupo mientras que al pasar por boxes, Igor González de Galdeano tras un gran trabajo decía “basta”. A solo dos vueltas de la conclusión, a España le quedaban las bazas de Valverde y Freire pero poco después el cántabro echaba pie a tierra por lo que ya solo Alejandro Valverde se quedaba como la única opción para pelear por una medalla.
Bettini volvió a probarlo y con él se fue el luso Sergio Paulinho. El italiano del Quick Step, máximo favorito antes de la carrera, buscaba claramente medalla.
Finalmente a 10 km de meta en la última subida a Licabeto, Valverde no podía seguir el ritmo del grupo encabezado por Jan Ullrich que perseguía a Bettini y Paulinho, y se descolgaba. Hasta ahí duró el sueño de Valverde y de la Selección Española por el bronce.
Al final como se preveía, el oro fue para Bettini (Italia), la plata para Paulinho (Portugal), mientras que Axel Merckx (Bélgica) se hacía con el bronce. Valverde finalizó la carrera entrando en la posición 47 con un tiempo de 5 horas, 44 minutos y 13 segundos.
No fue el mejor resultado pero por edad aún le quedarían varios Juegos Olímpicos más por delante. Con 24 años y a punto de embarcarse en el proyecto del Caisse d´Epargne, tenía bastante margen de mejora. Incluso en lo que restaba de temporada, le daría tiempo para ser cuarto en la Vuelta y sexto en el Mundial de Verona todavía como ciclista del Kelme.
La siguiente cita olímpica sería en cuatro años en Pekín. Tendría 28 años por aquel entonces. ¿Habría ya llegado a su mejor nivel?
SERGIO ANDRÉS / @entrebiciybalon