Sucede a épocas. Las federaciones, no se sabe por qué, incluyen en ocasiones a un grupo de ciclistas del mismo corte en un mismo periodo de tiempo. Generaciones de corredores que coinciden en el mismo punto y en el mismo fin. Es el caso de Alemania, que en un momento difícil del ciclismo para el país no tiene a un hombre destinado a las grandes vueltas como ha sido habitual en los últimos diez años. Ullrich, Kloden…
Ahora la gran estrella es Tony Martin, toda una locomotora del llano y la contrarreloj. Sus títulos mundiales y triunfos parciales le convierten en el rey, con permiso del genial Fabian Cancellara, con el que mantiene un duelo histórico.
En la velocidad es donde tienen abundancia. Desde la presencia constante de ‘Hulk’ Greipel a la delicada irrupción de Marcel Kittel, compañero de John Degenkolb y enemigos y ex compañeros de Gerald Ciolek, ganador sorpresa de la Milán-San Remo. Todos ellos se enfrentan y se enfrentarán a lo largo del año, ya que defienden maillots e intereses diferentes.
Además, ahora surge el germen de Erik Zabel, su hijo Rick. Aún tiene que despuntar, pero casi sin querer ya se está colando en los mejores equipos, aunque sea en las categorías inferiores. Si conserva algo de la clase del padre, es fácil que se sume a la terna de este ejército de velocistas que sustenta el prestigio del país en lo ciclista.
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