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Análisis DLC: el Giro empieza a aumentar el ritmo

El pasado día 5 arrancó  la centenaria edición del Giro de Italia en Cerdeña. Alghero fue el punto de salida que marcaba el inicio de la conquista de la maglia rosa para los aspirantes al jersey que el año pasado vistió Vincenzo Nibali.

La primera etapa, de 206 kilómetros era parcialmente llana pero con constantes ondulaciones  e invitaba a una temprana escapada y así fue; en el segundo kilómetro se formó un grupo de seis hombres formado por Eugert Zhupa (Wilier Selle Italia), Cesare Benedetti (Bora-Hansgrohe), Pavel Brutt (Gazprom-Rusvelo), Marcin Bialoblocki (CCC Sprandi), Mirco Maestri (Bardiani) y Daniel Teklehaimanot (Dimension Data). La fuga maduró y llegó a tener una ventaja de casi siete minutos pero a cien de meta se redujo a los tres minutos perdiendo de paso  a uno de sus hombres que se unía a un pelotón compacto y directo a una próxima volata.

A quince kilómetros de meta, la aventura de los cinco valientes se desvanecía y los equipos de los sprinters empezaban a controlar la carrera.

Como se preveía la etapa tenía toda la pinta en acabar al sprint, y casi sucede así si no es por el austriaco Lukas Pöstlberger del Bora que lanzó un ataque a falta de un kilómetro y medio y llegó a la meta de Olbia  metros antes de que el sprint le absorbiera.

Como se suele decir, victoria y liderato para este austriaco de 25 años que debuta en una grande y lo hace de la mejor forma. Segundo fue Caleb Ewan y tercero André Greipel. Sin duda esos nombres dan más prestigio a la etapa. Entre los favoritos, Kruijswijk y Rolland perdieron unos segundos.

La segunda jornada era más exigente. 211 km de media montaña aún en la Isla de Cerdeña, aunque los últimos diez eran llanos, por lo que a pesar del contacto con las montañas, la etapa otra vez invitaba a una llegada al sprint. A 200 de meta se formó la fuga de la jornada compuesta por Owsian (CCC), Teklehaimanot (DDD), Koshevoy (WIL), Andreetta (BAR) y Shalunov (GAZ); llegó a tener una renta de más de cinco minutos y fue neutralizada a 35 de meta. El Bora quería controlar la carrera y mantener el maillot rosa, pero la empresa no iba  a ser fácil.

Bahrain y Orica se peleaban las primeras posiciones y en estos vaivenes, el hombre fuerte de Katusha, Ilnur Zakarin, se quedó cortado. Un hombre menos. A tres de meta los trenos perfilaban su llegada. Orica para Ewan, Lotto para Greipel y Quick Step para Gaviria eran las ruedas a controlar, y así fue.

El “gorila” se impuso en el sprint sobre Ferrari (UAE) y Jasper Stuyven (Trek-Segafredo) y se vistió de rosa. Séptima victoria del alemán en el Giro y vigésimo segunda en una grande.

La tercera etapa era la última en Cerdeña antes de coger un vuelo y aterrizar en Italia en el primer día de descanso obligado. 148 kilómetros llanos con final en Cagliari que sirvieron para que Fernando Gaviria diera otro golpe en la mesa. Victoria al sprint y liderato para el misil colombiano.

El corredor de Quick Step se impuso con mucha claridad a Selig (Bora) y Nizzolo (Trek-Segafredo). La ayuda y solidaridad de  Bob Jungels  y Maximiliano Richeze fue encomiable. Gran trabajo de Quick Step que aprovechó los ligeros  abanicos para impedir al pelotón entrar en el sprint final.

La alta montaña llegaba pronto. La cuarta etapa del Giro, ahora en suelo siciliano, iba a ser una de las más movidas hasta la fecha. El final de Etna invitaba a los escaladores a empezar a mostrar sus cartas para lo que queda por llegar. En el kilómetro 16 se fraguó la primera fuga del día compuesta por Jacques Janse Van Rensburg (Dimension Data), Pavel Brutt (Gazprom-Rusvelo), Eugenio Alafaci (Trek-Segafredo) y Jan Polanc (UAE Abu Dhabi). La fuga cogió tiempo y se situaba a poco menos de seis minutos cuando aún quedaban 70 kilómetros para meta. Lo más destacado hasta ese momento fue el abandono del aussie del Bmc Rohan Dennis que echó pie a tierra. Primer abandono de este Giro. No sería el último.

A veinticinco de meta sólo aguantaban fugados dos hombres del grupo inicial; Van Resburg y Polanc encaraban las primeras rampas de ascensión al Etna con cinco minutos de ventaja.

Polanc se iba sólo y por detrás Movistar con Amador y Anacona  a la cabeza, empezaba a trabajar para Quintana. A dos kilómetros de meta, Nibali atacaba y al demarraje del tiburón de Messina salían Amador, Quintana, Zakarin y Adam Yates entre otros.

La etapa parecía clara para Jan Polanc, pero las bonificaciones eran muy golosas y por detrás corredores como Dumolin, Zakarin o Thomas apretaban.

El corredor esloveno se proclamó ganador en un final épico y agónico levantando los brazos en el volcán Etna por delante de Zakarin y Thomas que entraron segundo y tercero respectivamente.  Quintana entró con los favoritos.

Destacar también que el español de Bahrain, Javi Moreno, fue descalificado por empujar contra el público, sin motivo aparente, al Sky Diego Rosa. Afortunadamente no pasó nada, pero pudo haber sido peor…

La general cambiaba situando a Bob Jungels primero con los británicos Thomas y Yates tras él a seis y diez segundos respectivamente. Nibali se situaba cuarto, Quintana sexto y Mikel Landa el primer español, noveno.

La quinta etapa de 159 kilómetros entre Pedara y Messina era la última etapa insular antes del desplazamiento a Reggio Calabra.

A 14 kilómetros de meta la fuga que se originó en los primeros kilómetros  formada por  Maciej Paterski (CCC Sprandi) y Evgeny Shalunov (Gazprom-Rusvelo) llegaba a su final. Antes de la última vuelta por línea de meta, el esloveno de Bahrain Luka Pivernik se creyó ganador alzando los brazos desconociendo que aún quedaba etapa por correr. La cara del compañero de Nibali cuando se dio cuenta que no era el vencedor, era un poema.

Los últimos kilómetros fueron un monólogo de los maillots rojos de Lotto protegiendo a Greipel y los azules de Quick Step buscando las mejores posiciones para el colombiano Gaviria.  A la fiesta se sumaron los hombres del UAE colocando a Sacha Modolo y los Orica buscando meter en el ajo a Caleb Ewan. Cuando se lanzó el sprint, Gaviria no estaba bien colocado, pero en un alarde de fuerza remontó posiciones y el ciclista de Quick Step entró por delante de Mareczko y Bennett. Segunda victoria para el ciclista nacido en La Ceja, Antioquía. Seguramente no será la última.

La general estaba igual con Jungels primero y Geraint Thomas y Adam Yates  a seis y diez segundos.

La sexta etapa era una jornada larga de 217 kilómetros entre Reggio Calabria y Terme Luigiane en la que se subían dos puertos, uno de tercera y otro de cuarta categoría  y en la parte final de la etapa  los ciclistas se iban a encontrar un repecho que hacía que los sprinters tuvieran dificultad si es que la etapa acababa en volata. Tampoco era un final apropiado para los hombres fuertes en la montaña, pues era bastante corto para abrir brecha en la general. En el kilómetro 22  Pöstlberger (Bora-Hansgrohe), Mads Pedersen y Jasper Stuyven (Trek Segafredo) formaron la fuga del día a los que luego se les unió Simone Andreetta (Bardiani) y Silvan Dillier (BMC). Como es habitual en estos casos, la fuga cogió minutos, hasta ocho de renta, y se plantó en los últimos kilómetros del día con tres minutos de ventaja sobre el pelotón comandado por Quick Step.

A falta de seis de kilómetros de meta, Pedersen se quedó extenuado de tanto esfuerzo y no pudo seguir el ritmo de sus compañeros.  Tres kilómetros  más adelante, Pöstlberger, Stuyven y Dillier se quedaban solos y entre ellos se iban a jugar con la victoria del día mientras el pelotón venía lanzado. El que primero lo intentó fue Dillier. El suizo de Bmc finalmente se impuso sobre su compañero de fuga Jasper Stuyven. Pöstlberger reventó y no pudo disputar el sprint.

La general seguía igual con el luxemburgués Jungels vestido de rosa.

Al día siguiente, la séptima etapa, la segunda más larga de este Giro, de 224 kilómetros. Etapa llana en la que de nuevo los sprinters estaban llamados  a ser los protagonistas. Y los pronósticos se cumplieron. Al inicio del día se formó una fuga formada por Giuseppe Fonzi (Willier Triestina) y  Dmitry Kozontchuk (Gazprom), tras 204 kilómetros fugados, el pelotón les dio caza a falta de 18  kilómetros a meta.

En un final muy ratonero y no exento de peligro, el joven australiano de Orica Caleb Ewan conseguía su primera etapa en este Giro y su segunda en una grande tras la victoria en la Vuelta de 2015. Gaviria fue segundo y Sam Bennet tercero. Greipel esta vez sólo pudo ser cuarto.

Las cosas están cambiando en los sprints. A Greipel aún le queda cuerda y ya vimos a Cavendish  en el Tour el año pasado que aún tiene mucho que decir, a pesar de que  una mononucleosis le ha dejado “KO” gran parte de lo que llevamos de temporada.  Kittel, Bouhanni o Kristoff siguen ganando pero tras lo visto estos días, Fernando Gaviria y Caleb Ewan están llamados a ser dos de los principales protagonistas en las llegadas masivas en los próximos diez años. La general no sufriría modificaciones a la espera de la montaña que iba a llegar los días siguientes.

Y así fue, en la octava etapa de 189 kilómetros  siendo los primeros completamente llanos y acabando en los repechos de Peschici.

Esta vez la fuga fue amplia, de dieciséis unidades, que se rompió  a treinta y seis de meta y se quedó en un grupo de cinco hombres compuesto por  Valerio Conti (UAE Team Emirates), Giovanni Visconti (Bahrain Mérida), Mülberger (Bora), Luis León Sánchez (Astaná) y Gorka Izaguirre (Movistar). A  veinte km de meta la ventaja respecto al pelotón era de 2, 54” y unos 25 segundos con respecto al grupo perseguidor. En el pelotón Quick Step se inquietaba viendo que el rosa de Jungels podía peligrar, mientras que por su parte el que lo probó fue Mikel Landa midiendo sus sensaciones tras los primeros días agazapado entre etapas llanas y averías mecánicas.

Entre otras cosas Landa quería ver también cómo estaban los hombres importantes de la carrera de cara a la etapa del día siguiente con final en Blockhaus.

La aventura de Landa fue resuelta a cuatro kilómetros de meta por el pelotón y el conjunto que cogió las riendas fue el FDJ buscando dar caza a los escapados. Pero Landa ya había dejado su sello. Era lo que se esperaba y lo que se le pedía. Su clase e irregularidad suelen dar lugar a este tipo de actuaciones. Por el bien de la carrera, ojalá vayan a más….

A falta de un kilómetro y con medio minuto de renta sobre el pelotón, cuando los escapados se acercaban al clímax del día, en una curva muy cerrada, Conti midió mal y se fue al suelo. Por suerte Izaguirre le pudo esquivar sin problemas. Luisle perdió unos metros preciosos que hicieron que el murciano perdiera la rueda del corredor vasco de Movistar, que entraba triunfante en meta sellando la primera victoria española en este Giro del centenario.

Visconti fue segundo y Luisle tercero. La victoria para Scarponi tendrá que esperar.

Finalmente Jungels salvó el liderato y la diferencia entre  los favoritos seguía tan apretada como los días anteriores.

Eso cambiaría en la novena etapa, con final en alto en Blockhaus, de 149 kilómetros y que ha sido el primer golpe en la mesa, quién sabe si definitivo, de Movistar y de su líder Nairo Quintana.

La escapada del día con hombres como Pierre Rolland o los españoles Omar Fraile y un incisivo Luis León aguantó hasta los últimos treinta y cinco kilómetros en los que Movistar puso a sus hombres a trabajar buscando la segunda etapa consecutiva para el equipo navarro.

Antes de encarar la ascensión a Blochkaus una moto tiró a los Sky Landa y Thomas, segundo en la general en ese momento, por lo que la carrera se rompió.  Hubo discrepancia. Unos querían parar y esperar, otros siguieron a lo suyo.

Sea antideportivo o no, lo cierto es que Mikel Landa que quedó magullado prácticamente se despide de la general y Thomas que sí acabó la carrera, lo tiene muy difícil para entrar en la terna de favoritos. También Adam Yates estuvo perjudicado en la caída. Tres favoritos fuera de un plumazo. Menuda semana de atropellos y accidentes. Esto tiene que cambiar. El colectivo ciclista debe ser considerado como uno más, ya sea en el Giro o por cualquier carretera.

Volviendo a la carrera, en el pelotón Jungels se quedaba al igual que un Landa rezagado perdía tiempo y peleaba por permanecer en carrera. Sky intentaba acercar a Thomas y que éste perdiera el mínimo tiempo posible, pero la carrera se empezaba a mover por delante: A falta de nueve kilómetros a meta, aguantaban en cabeza nueve hombres con supremacía del equipo telefónico: Anacona, Amador y Quintana. Era cuestión de minutos que Nairo saltase. Junto a ellos, Nibali, Dumolin, Pinot, Mollema, Pozzovivo y Kruijswijk. Ahí es nada.

Quintana se movió  y nadie pudo con él. El escarabajo atacó hasta cuatro veces para sacar de rueda a un Nibali que aunque alentado por los tifossi  en las cunetas, no pudo con el menudo hombre de Movistar. Pinot aguantaba con el hombre de Bahrain mientras Nairo cogía metros, y luego segundos, y abría hueco.

Lo sabía, era su día. Podía ganar la etapa en este Giro número cien y se podía vestir de rosa y no paró hasta conseguirlo. Incluso pasó la meta puesto en pie en la bicicleta, apretando. Sabía que todo segundo (además de las bonificaciones) que ganase era bueno para las etapas próximas… y para las dos contrarrelojes que aguardan.

Mollema y Dumolin, llegaron a la altura de Nibali y le rebasaron. Y se unieron al galo Pinot.

A falta de un kilómetro, Nibali perdía casi un minuto respecto a Quintana y veintiocho segundos frente a Dumolin y Pinot.

Cuando Quintana ya celebraba su victoria con muchas banderas colombianas  alrededor, Pinot y Dumolin entraban a meta a veinticuatro segundos. Mollema entró después. Cuarto a cuarenta y segundos. Nibali salvó los muebles y al final cedió un minuto.

Geraint Thomas entró a más de cinco minutos y Mikel Landa, a casi veintisiete en la posición 156. Una pena.

La general ya sí que cambiaba, siendo líder Nairo Quintana con Thibaut Pinot segundo a 28” y Tom Dumolin tercero a 30”. Mollema es cuarto a 51”y Nibali quinto a 1,10”.

Con el día de descanso de hoy, las cosas poco a poco se empiezan a definir: Quintana es el más fuerte y tiene el mejor equipo. Dumolin es una amenaza muy real y en las contrarrelojes tiene dos ases en la manga para agitar la general. Nibali volverá a aparecer, de eso no hay duda. Y Sky…pues  tendrá que reinventarse. Ahora a por etapas o quién sabe si ya estarán pensando en el Tour cuando el amigo Chris se ponga en marcha.

SERGIO ANDRÉS.

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