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Españoles en el Giro: Indurain marcó el camino

En esta centenaria edición de la ronda italiana se cumplen veinticinco años del primer Giro que ganó el gran Miguel Induráin.  Un año después vendría su segundo triunfo en tierras transalpinas e incluso en 1994 volvió a  acabar en el podio siendo tercero, por detrás de Eugeni Berzin y Marco Pantani.

Antes de los años 90 y de ese “casi triplete” del corredor navarro, el ciclismo español apenas había dejado su sello en el Giro de Italia; sólo cuatro hombres fueron capaces de subir a los cajones del podio en el Giro, pero ninguno desde lo más alto: Antonio Suárez fue tercero en la edición de 1961 por detrás del local Arnaldo Pambianco y de Jacques Anquetil, en  1972, en pleno reinado de Merckx, José Manuel Fuente y Francisco Galdós fueron segundo y tercero respectivamente; el propio Galdós repetiría tres años después, esta vez siendo segundo por detrás de Fausto Bertoglio, y casi diez años después, en 1983, Alberto Fernández pudo hacer tercero por detrás de los italianos Saronni y Visentini.

Tras los Giros de Miguel Induráin, que abrió la veda en 1992, el ciclismo español ha sido protagonista casi fijo en la corsa rosa. Lale Cubino se llevó dos etapas en los Giros del 94 y del 95. Aunque los puestos de honor aún estaban por llegar, su equipo, el Kelme sería protagonista con más victorias parciales: las victorias de etapa de Ángel Edo en los Giros del 96 y 98, y de José Luis, “Chechu” Rubiera en 1997 dieron prestigio y peso al equipo que por aquellos años capitaneaba un Fernando Escartín que curiosamente, sólo participó en el Giro en dos ocasiones, siendo la última en 2002 la mejor, acabando el de Biescas en octava posición. 

Como veníamos diciendo, dos años después de la tercera posición de Induráin, en 1996, el por aquel entonces Campeón del Mundo Abraham Olano (Mapei) y una de las máximas esperanzas del ciclismo español, acababa tercero por detrás de Pavel Tonkov y Enrico Zaina.

 Al año siguiente, en la edición de 1997, un joven Chechu Rubiera se llevaba la etapa reina del Giro y acababa décimo en la general. En 2000 mejoró su marca finalizando octavo llevándose también otra etapa al zurrón. Sus prestaciones en la montaña  en carreras de tres semanas y su trabajo como hombre de equipo serían motivo suficiente  para que Lance Armstrong le convirtiera en uno de sus hombres de confianza en los años posteriores.

En las ediciones de 1998 y 1999, el madrileño Dani Clavero (Vitalicio Seguros) también entró en el “top ten”. Su quinto puesto en la general del 98 y su buena actuación en la montaña un año después fueron clave para que Clavero fichara por otros equipos de más entidad como Polti y sobre todo Mercatore Uno,  en el que fue uno de los hombres de confianza de Marco Pantani.

En 2001, ya con la indumentaria del Banesto, de nuevo Abraham Olano fue uno de los animadores de la carrera; el donostiarra subió al segundo cajón de lo más alto del podio por detrás de Gilberto Simoni. Pero Olano no estaba sólo, su compañero Unai Osa le acompañaba en el podio.

Un año después Juanma Gárate, por aquel entonces en las filas del Lampre, fue protagonista brillando en la montaña y terminando cuarto en la general a poco más de un minuto del vencedor final Paolo Savoldelli.

Después en 2005 ya enrolado en las filas del Saunier Duval, Gárate peleó como un jabato con los Di Luca, Basso, Simoni y compañía y acabó en un también meritorio quinto puesto. De hecho el ciclista de Irún,  fue maglia rosa virtual en la décimo tercera etapa aunque  finalmente no llegó a vestirse de líder. En 2006 ahora corriendo en Quick Step su idilio con el Giro continuaba: Gárate ganó una etapa y acabó séptimo en la general. Segundo acabaría otro corredor español, José Enrique Gutiérrez (Phonak), que ya había sido líder en el Giro de 2000, acabó segundo en la general final, sólo superado por Ivan Basso.

En 2008 Alberto Contador ganaba la primera de sus dos rondas italianas. Diríamos tres, pero el triunfo del año 2011 le fue retirado por su controvertido positivo. Triunfo que recaló en el malogrado Michele Scarponi.

El triunfo del pinteño en 2008 fue el primer triunfo español desde el de Induráin en 1993. Al igual que el gran Miguel ese año, Giro y Tour, el madrileño en aquellos años en las filas de Astana, logró también un doblete, pero conquistando Giro y Vuelta a España.

Desde ese gran 2008, para muchos considerado el mejor año del ciclismo español (el doblete de Contador, el Tour de Sastre y el oro de Samuel Sánchez en los Juegos Olímpicos de Beijing), prácticamente en casi todas las ediciones, los españoles han sido protagonistas: David Arroyo fue segundo en 2010 por detrás de Ivan Basso; incluso el ciclista de Talavera de la Reina vistió durante cinco días el maillot rosa de líder que perdió en la penúltima etapa.

Dos años después en 2012, lo mismo pero con más crueldad le pasó a un Joaquim Rodríguez que ya se veía ganador cuando  por doce segundos perdió la maglia rosa en la última crono ante el canadiense del Garmin Ryder Hesjedal. Ese año Purito brilló cuando las carreteras se empinaban y así conquistó dos etapas, además de llevarse la clasificación por puntos. Aunque siguió conquistando carreras y siendo un hombre importante en la Vuelta y el Tour, ese Giro de 2012 fue la carrera de tres semanas  que más cerca estuvo de ganar el corredor catalán de Katusha.

En 2015, Contador se llevaba su  tercera corsa rosa (o segundo Giro, depende). En el podio aparecía en escena un desconocido Mikel Landa que acababa tercero cuando su labor era la de ayudar a Fabio Aru en Astana. El joven ciclista alavés fue la gran revelación de esa carrera; se llevó dos etapas y para muchos le habría disputado el Giro a Contador de no ser porque tenía que trabajar para Aru, toda vez que Nibali se centraba en ese año en el Tour de Francia.

La clase y calidad de Landa le valieron el fichaje por Sky. Aún es joven y está llamado a grandes cosas, sin embargo desde que viste el maillot negro con rallas azules del conjunto de Dave Brailsford, Landa no ha acabado de dar ese golpe en la mesa que se espera de él en las carreras de tres semanas.

Para cerrar este repaso de los últimos 25 años, acabamos con la edición del año pasado en la que cómo no, apareció el que faltaba. Alejandro Valverde nunca había participado en la ronda italiana y debutaba con la ilusión de un principiante pero teniendo el oficio de un ciclista maduro y consagrado. Movistar le dio la capitanía dado que el Tour y Vuelta era para Quintana, y “el bala” no falló: El de Movistar no sólo se llevó una etapa sino que acabó tercero, logrando otra nueva marca para su dilatado palmarés.

El murciano no está en esta centenaria edición del Giro, habría sido bonito verle con su actual momento de forma contra los Nibali, Thomas  o Landa.

Aún queda mucho Giro de Italia, ojalá los corredores españoles sean protagonistas y sigan el camino que hace ya un cuarto de siglo, Miguel Induráin  mostró.

SERGIO ANDRÉS.

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