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ANÁLISIS DLC: PETER SAGAN EN SAN REMO

A los 291 kilómetros de la edición del año 2017 de la clásica Milán- San Remo cabría perfectamente dividirlos en los 284 iniciales y los 7 finales.

Esos 284 primeros resultan cada vez más previsibles y más aburridos para el espectador. Suceden bien pocas cosas que afecten a la resolución final de la carrera, más allá de alguna caída que afecte a uno de los favoritos, o que alguno de esos sprinters favoritos se quede cortado en uno de los capos por no poder aguantar el ritmo en la ascensión. Es ahí, en el diseño del recorrido, donde la organización de la Milán- San Remo debiera tomar cartas en el asunto. Proponer algo nuevo. Los ciclistas, el ciclismo en general, ha evolucionado de tal manera que resulta muy difícil que en ese recorrido se establezcan diferencias entre los favoritos. Además, no se presumen cambios a corto plazo. Son demasiadas horas en una carrera que resultan bastante prescindibles para los espectadores. Sí, ya sé que los clásicos argumentarán que son muchos kilómetros de desgaste; que es esa cantidad de kilometraje la que facilita en gran medida que sea uno de los grandes el que finalmente obtenga la victoria en San Remo. Pero la organización debe  dar un salto cualitativo: que además de desgastar, esos kilómetros también resulten atractivos para los espectadores.

284 kilómetros de guerra soterrada, sí, de movimientos tácticos, sí… hasta que llegó el ataque de Peter Sagan. Demarraje al que sólo pudieron responder Alaphilippe y el vencedor final Kwiatkowski.

Y como en la pasada París Niza, el que más atacó en esos momentos finales, el que más dio la cara, el que más se desgastó… se vio relegado al segundo puesto.

Que Peter Sagan es un gran campeón, que puede marcar época, etc, etc, no es ningún descubrimiento. Peter Sagan puede resolver favorablemente una carrera donde no haya recorrido para romper esa carrera precisamente por el rush final que posee. Y además de eso, Peter Sagan puede romper carreras allá donde el terreno le acompaña a ello. Con esos dos ingredientes, el eslovaco es gran favorito en gran número de pruebas.

El actual trazado de la Milán- San Remo, en el contexto del ciclismo actual, no es el marco más adecuado para intentar romper una carrera. Sin embargo Sagan lo intentó en el ascenso al Poggio, a pesar de que la opción de esperar al sprint final podía serle también favorable. Sagan fue capaz de romper la carrera. Demostró ahí su grandeza: su fuerza, su arrojo. Sin embargo no fue capaz de quedarse solo y al final fue batido por el polaco Kwiatkowski en el sprint final. Más allá de esta derrota del eslovaco, hoy quiero hacer una consideración sobre cómo Sagan suele gestionar esos kilómetros finales de carrera cuando va en grupos destacados en cabeza de carrera.

Seguramente el ejemplo de la San Remo no sea el más paradigmático. Por la sencilla razón de que la mayor parte de esos kilómetros eran de descenso. Pero en otras pruebas hemos visto comportamientos muy similares al de San Remo.

Cuando Peter Sagan rompe una carrera y se queda con un grupo en cabeza de carrera acostumbra a correr de una manera que no parece ser muy inteligente. Tiende a asumir la mayor parte de la responsabilidad. Como que “debiera honrar” el maillot arco iris que luce dando la cara más que nadie. Como que quisiera satisfacer a la gran cantidad de fans que tiene por todo el mundo. No sólo eso; aumentar su carisma a base de demostrar que sin duda es el más fuerte. Corriendo más de cara a la galería que de cara a la victoria final. Como si fuera un show en lugar de una competición ciclista. Consintiendo que haya rivales en esos grupos que apenas pasen a los relevos. Y finalmente, Sagan ha salido derrotado en varias ocasiones cuando el desenlace ha sido ese. Siendo Sagan, precisamente Sagan, el que más opciones tendría de ganar esa carrera en un hipotético sprint final si esos grupos cabeceros fueran alcanzados porque no hubiese acuerdo entre sus integrantes para pasar a los relevos. Incluso, aunque quizás no sea la intención del eslovaco, se puede apreciar una pizca de desconsideración hacia sus rivales. En el sentido de que pareciese que pensara: “Voy a ganaros en el sprint incluso consintiendo que apenas me déis relevos”.

Los admiradores de Sagan, entre los que me incluyo, queremos que Sagan gane muchas carreras. Y para ello hace falta ser valiente, tener fuerza, resistencia… Pero también hace falta, muchas de las veces, tener la cabeza fría y tomar decisiones acertadas. Sus seguidores preferimos que gane la carrera aunque tome actitudes más conservadoras. Porque ha demostrado suficientemente lo valiente que es, que  es el corredor más carismático del ciclismo mundial, que es el no va más… Pero no es necesario que nos lo siga demostrando en todas las carreras. En muchas de ellas, simplemente nos basta con que las gane…

@ranbarren

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