Parece que el vasco crece, se suma a más escenarios y más competitivos, llega a su edad de cocción perfecta y se encuentra con la puerta cerrada. Ni siquiera el Giro le queda para ser el líder de su equipo, por lo que se le complican las opciones de mostrarse en madurez en las grandes, el fin de su preparación.
Tras reinar en Pekín y lucir el rosa sobre sus hombros, la división y reparto del calendario de los grandes líderes de su equipo le ha perjudicado. Haga lo que haga saldrá sin galones de jefe, aunque el transcurso de las etapas y la fortuna le podrían erigir como tal. Para ello debe estar ahí y recurrir al nunca agradable caso de la desgracia del compañero.
También tiene la alternativa de destacar por encima de otros líderes, lo más conocido por derribar la puerta. Sólo así una potencia como Movistar le dedicaría el espacio que debiera. Que haya problemas para ubicar a Beñat como líder único habla del nivelazo que su plantilla sustenta.
Llegado el caso bien podría pensar en marcharse. En otros equipos tampoco tendría tan asegurada la posición de líder. En 2014 huele a Tour de Francia, en el que trabajaría para el inestable Valverde de capitán. En esas semanas está su tren.
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