Biomecánica: guerra de compomentes

Hace unos días tuve una conversación muy constructiva con mi amigo Joaquín Gil, fabricante de sillines de Sax.

Hablando sobre la fabricación de sillines a medida para los ciclistas con problemas en el apoyo, me comenta que a través de un sistema de medida de presión puede conocer la distribución del peso sobre el sillín y con estos y otros datos llegar a fabricar sillines asimétricos a la medida que la persona necesite para crear una posición estable y compensar el apoyo de los isquiones.

Esto representa un avance importante y necesario, pero yo me pregunto: ¿No sería mucho mayor el avance si conseguimos evitar la necesidad de tener que llegar a utilizar componentes especiales adaptados?

Normalmente, la anatomía y la estructura de la pelvis juegan un papel importante en la distribución de la presión sobre el sillín. Pero además de la causa anatómica la posición del ciclista en el sillín tiene un gran impacto en la distribución de presiones.

Cambiar el patrón de presión realizando modificaciones en la bicicleta es relativamente sencillo. Por tanto empleando el uso de la biomecánica desde el periodo de crecimiento podemos corregir las inestabilidades corporales y prevenir que se produzcan alteraciones, evitando así la necesidad de componentes especiales adaptados a los problemas que con el paso del tiempo ocasiona un funcionamiento desequilibrado.

Igualmente antes de utilizar componentes asimétricos es recomendable y necesario realizar un ajuste biomecánico para ver hasta qué punto se consigue lograr el equilibrio funcional. En la mayoría de los casos utilizando y adaptando los componentes adecuados al ciclista conseguimos modificar la estabilidad y llevarla a una situación funcional diferente que corrige el desequilibrio existente sin tener que utilizar elementos adaptados.

Por todo esto tengo que seguir insistiendo en la importancia del uso de la biomecánica en el ciclismo base, ya que es capaz de mejorar la capacidad natural durante el crecimiento y evitar lesiones y alteraciones provocadas por una posición inadecuada sobre la bicicleta. Considerar la biomecánica de manera imprescindible para la práctica ciclista, haciendo hincapié en los más jóvenes, aporta una gran mejora para este deporte y es el avance que el ciclismo necesita.

Cuanto más ajustada es la posición del ciclista, mayor es el rendimiento y menor el riesgo de sufrir lesiones, con la ventaja añadida de que además el ajuste biomecánico generalmente es capaz de subsanar y adaptarse a necesidades físicas especiales, produciendo el efecto S.E.R (salud, ergonomía y rendimiento), el nuevo sistema de adaptación biomecánica que sustituye a todos los actuales.

Pero si bien es cierto que la biomecánica es la solución para una práctica saludable y mejorada del ciclismo, hay casos en que, debido a alteraciones congénitas o provocadas por algún accidente, es inevitable tener que emplear componentes adaptados para llegar a una posición óptima. Componente para los que el mercado no tiene respuesta, y muchas veces hay que fabricar de forma artesanal puesto que las necesidades de cada uno son unipersonales y no se pueden adaptar de forma generalizada.

AMADEO ORTIZ

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