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Carlos Sastre: "Para ser capitán primero hay que ser soldado"

A unos la gloria les llega antes, a otros después. A algunos, los menos, les llega poco después de dar el salto casi sin despeinarse. Pero otros deben ir pasito a pasito, labrándose esa gloria peldaño a peldaño. Sin mirar atrás ni conformándose con lo ya realizado. Aspirando a un poco más cada temporada que pasa.

La experiencia, la madre de las ciencias, ha sido la base sobre la que Carlos Sastre ha cimentado una trayectoria profesional a la que acaba de poner punto y final. La ciencia de escribir despacio, pero con muy buena letra. Hoy toca trabajar, ya llegará mi oportunidad. Sigo evolucionando, aprendiendo. Siendo cocinero antes que fraile, esperando mi momento. Y el momento, la gloria, llegó. En París. En el Tour.

Hola Carlos y gracias por estar con nosotros. Hace poco le preguntábamos a Txente si ya se sentía “jubilado” y nos respondía que hasta enero no cree que se de cuenta de que realmente lo está. ¿Tú lo tienes asimilado ya?
Carlos Sastre: Sí. Una vez tomada la decisión, anunciada y repitiéndolo en todas las entrevistas que me están haciendo, acabas asimilándolo.

¿Qué es lo que más crees que vas a echar de menos de ser ciclista profesional?, ¿y lo que menos?
CS: Pues seguramente echaré de menos todas las sensaciones que ofrece este deporte y que he podido sentir durante tantos años, tanto en entrenamientos como en la competición, y el dejar de convivir con tantos compañeros y amigos. ¿Lo que menos? Sin duda alguna los viajes y las largas ausencias que te mantienen alejado de la familia.

Tu camino ha sido un poco distinto al de otros líderes. Fuiste paso a paso y ganándote los galones a base de prestaciones y resultados. ¿Satisfecho de cómo de ha desarrollado toda tu trayectoria profesional o cambiarías “algo”?
CS: Sí, muy satisfecho. El problema de muchos capitanes es que nunca han sido soldado y no saben valorar el trabajo de los compañeros. Yo he sabido trabajar para compañeros de gran calidad y cuando me llegó la hora supe ejercer de capitán… Me siento orgulloso de cómo he desempeñado ambas facetas.

Echando la vista atrás, ¿cuándo y cómo te das cuenta de que estás capacitado para afrontar mayores empresas y aspirar al triunfo en las grandes vueltas?
CS: Aunque realmente no tuve la confianza plena de un equipo hasta 2006, desde mis primeros años en el campo profesional sentí que en las pruebas de tres semanas era donde mejor me desenvolvía y sabía que, con el tiempo, podía aspirar a todo.

¿Saben mejor los triunfos si anteriormente has estado en la piel del gregario dejando “escapar” las posibilidades de lucimiento personal?
CS: Los triunfos, obviamente, siempre saben bien, aunque a veces te deje el mismo sabor de boca el haber cumplido con el trabajo que te manda el equipo. Yo he disfrutado con las victorias de mis compañeros y con mi aportación a ellas. Detrás de la victoria de cualquier corredor hay mucho trabajo de sus compañeros. A mí me gustaba que me lo reconocieran y he sabido apreciarlo y valorarlo cuando he sido yo el beneficiado.

Oye, ¿cómo se ve la vida desde lo más alto del podium en París? ¿en qué piensa uno cuándo está allí subido?
CS: La verdad es que todo pasa muy deprisa y estás como en una nube. Es un sentimiento indescriptible. En ese momento piensas que todos los sacrificios han valido la pena y quieres compartir esa alegría con los tuyos.

En aquella última contrarreloj de “tu” Tour nos diste una buena alegría manteniendo el amarillo. Deseábamos tu victoria pero Evans nos daba miedito… ¿Cómo recuerdas aquella fantástica jornada?
CS: Yo sabía que iba a hacer una buena contrarreloj porque me encontraba muy bien de fuerzas, salía detrás de él, tenía sus referencias y no podía dejar escapar aquella oportunidad. La ventaja era más que suficiente y pude confirmar y justificar mi ataque en Alpe d’Huez.

En tu trayectoria ha habido 2 personas creo que fundamentales, tu padre (Víctor) y tu cuñado Chava Jiménez, ¿qué les “debes”? ¿Alguna persona más que también haya sido básica en tu carrera?
CS: A mi padre es sin duda al que más le debo. Entre otras cosas, la vida. Supo educarme desde niño en los valores del deporte y siempre ha estado a mi lado. Con José María compartí muchas cosas. Más que un cuñado, para mí fue como un hermano mayor. Tenía mucha clase como ciclista y un corazón enorme. Y a lo largo de tantos años ha habido otras personas que me han aportado cosas, valores y experiencias. Yo sé quiénes son y les estoy agradecido a todos.

¿Con qué te quedas de cada uno de los equipos por los que has pasado?
CS: Con todo, porque se aprende de las buenas y de las malas experiencias. A veces para no volver a equivocarte. Pero si tuviera que destacar dos equipos y dos directores serían, sin duda, la ONCE de Manolo Saiz y el CSC de Bjarne Riis.

Para finalizar Carlos, ¿y ahora qué?
CS: En eso empezaré a pensar a partir de enero. Ahora quiero disfrutar de este pequeño ‘impase’, de una desconexión que pienso es necesaria para poder volver a cargar las pilas con nuevos objetivos e ilusiones. Porque yo necesito estar ilusionado para poder acometer cualquier tipo de empresa.

Crédito: El Pedal de Frodo / Realizada en noviembre de 2011 – PH: El Pedal de Frodo

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