Como buen sucesor de grandes nombres del ciclismo de su país, el actual compañero de Contador lucirá un año más los colores de Tinkoff. Tal vez no haya obtenido los resultados esperados, pero es un corredor que cuando tiene un gramo de fuerza lo invierte en atacar, la mayoría de las ocasiones de forma improductiva, eso sí.
Ha sido pupilo de Bjarne Riijs durante algún tiempo, con el que ha vivido sus mejores años, luciendo un estilo extraño y poco ortodoxo de escalada. Gracias a él (a su estilo) se ha distinguido del resto de escaladores, siendo reconocido por sus cabezazos y movimientos de hombro incluso desde imágenes lejanas como puedan ser las que ofrecen los helicópteros de televisión.
Una de sus primeras irrupciones importantes en el pelotón tuvo lugar en la Dauphiné 2008. En ella se impuso en una de las etapas reina, en la cima de La Toussuire. Ese mismo año hizo muy buena Vuelta Austria, en la que conquistó otra etapa gigante con meta en el Kizbuheler Horn, un puerto durísimo.
Volvería a llevarse el triunfo en otra cima mítica, el Terminillo. Era el Giro 2010 y los favoritos le dejaron un margen que supo aprovechar a la perfección. Al podio del Tour ya ha conseguido subir, pero en el bueno, en el de París. Fue conmemorado en 2012 como el ciclista más combativo de la edición, aunque el escalador danés querría hacerlo como ganador de una etapa, tal vez de una de las de gran montaña, marca de la casa.
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