El presidente de la UCI coronará en Madrid al mejor ciclista del World Tour, al hombre que más puntos ha acumulado a lo largo de 2013 en las carreras incluidas en el circuito de mayor rango internacional. Un premio cuya consecución, más que a nivel real, tiene valor simbólico. Hacerse con este galardón por segundo año consecutivo deja muy a las claras el listón tan alto que deja.
Él mismo ha tenido que superar a dos grandes competidores y que han calcado una temporada de sobresaliente el uno del otro. Wiggins ganó París-Niza, Romandía, Dauphiné y Tour, mientras que Froome se ha hecho con las mismas carreras cambiando la primera de ellas por un segundo puesto en Tirreno-Adriático.
Joaquín estuvo cerca de ganar dos grandes en 2012, con sendos podios tras ganar varias etapas y lucir muchos días el maillot de líder. Si a eso se le añade un segundo puesto en Vuelta al País Vasco, las victorias en Lombardía o Flecha Valona, se obtiene una puntuación increíble.
Mejor aún estuvo en 2013, con el segundo puesto en Lieja, el primero en Lombardía y el tercer puesto en el Tour, que da muchos más puntos que las otras dos grandes. Junto al cuarto en la Vuelta, el segundo en el Mundial y otros puestos de honor, ha logrado batir al imbatible Froome.
Ahora tiene el reto de ganar por cuarto año el galardón de la UCI a mejor corredor del año. Ya lo obtuvo a su vez en 2010, cuando aún no estaba establecido este mismo calendario.
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