Volvemos a proponer un nuevo debate en nuestra sección Coppi o Bartali, esta vez sobre las elecciones de algunos corredores, que prefieren estar en un equipo grande pese a no ser los lideres y aquellos otros que eligen ser el líder en un equipo más modesto. Landa y Porte son ejemplos de esos casos. Opinad al final del articulo.
Tras poner en algunos aprietos a Lance Armstrong durante el Tour del año 2.000, Roberto Heras decidió partir a final de aquel año del equipo Kelme para fichar por el US Postal que lideraba por entonces el ciclista texano. Sin ser el único ejemplo de fichajes de este tipo, es uno de los ejemplos más paradigmáticos. Paradigma de todos esos corredores que, dando la impresión de ser capaces de alcanzar los mayores logros en este deporte, optaron por ponerse al servicio de otros ciclistas.
La irrupción en el profesionalismo de Heras fue meteórica con su quinto puesto en Vuelta a España en el año de su debut en 1.997. Repitió puesto en la misma carrera al año siguiente y ya en 1.999 subió al podio junto a Igor González de Galdeano y el ganador Ullrich. Previamente, en el famoso Giro de la descalificación de Pantani, Heras se clasificó quinto, venciendo además en aquella histórica etapa en la que el Pirata no pudo tomar la salida.
En su cuarta temporada con los pros (año 2.000), Heras hizo quinto en el Tour. Más allá de ese puesto, las sensaciones que transmitió el ciclista bejarano fueron magníficas. A esto había que añadir el margen de progresión que podía tener un ciclista de su edad y sus características. Los padecimientos a los que sometió al ciclista texano el escalador salmantino durante ese Tour fueron la guinda del pastel. Ya durante las fechas de disputa de ese mismo Tour comenzaron las especulaciones de que Roberto Heras podría acabar en US Postal.
Sin embargo, Roberto Heras tenía a su disposición un magnífico equipo Kelme. Dos meses más tarde, en la primera victoria de Heras en la Vuelta a España, el bejarano, con su dorsal 101, lideraba un equipo en el que ejercían de gregarios Escartín, Botero, Cabello, Cárdenas, Rubiera, Sevilla… Estaba claro que Heras no se fue a US Postal por falta de equipo.
Heras era en el año 2.001 una de las máximas figuras de nuestro ciclismo, sino la máxima. Tras lo visto en el Tour y en la Vuelta hubiese podido liderar cualquier equipo del mundo… menos el US Postal o Telekom. Al primero de ellos fue. Con él se llevó a Chechu Rubiera. Y sin embargo, si analizamos el equipo US Postal con el que participó en la Vuelta a España de 2.001, era muy inferior al Kelme que había liderado el año precedente y con el que consiguió la victoria. En julio, dos meses antes y como no podía ser de otra forma, Heras renunció a cualquier liderato y ejerció de gregario de Armstrong durante su tercera victoria en el Tour, formando junto con los Ekimov, Hamilton, Hincapie, Peña, Vandevelde, Rubiera…
Heras abandonó así sus opciones futuras en el Tour y se centró en ganar Vueltas a España. ¿Acertó? ¿Supo ver antes que nadie que era incapaz de hacerle frente al norteamericano en el Tour y optó por una salida mucho más práctica que la que nos hubiera gustado a la mayoría de la afición, cual era batirse en duelo frente a Armstrong? ¿Fue sólo el dinero lo que le motivó a actuar así? ¿Se aseguró así un calendario asequible para disputar las Vueltas a España asegurándose además ser el único jefe de filas en la ronda española? Muchísimas preguntas pero un hecho: Armstrong se quitó de en medio de golpe y porrazo y a golpe de talonario uno de los rivales que más alto apuntaban en ese momento.
No es Heras por supuesto el único caso de ciclistas que renuncian, por variadas causas, a liderar un equipo. Pero el caso de Heras sí que reúne una particularidad. Porque sólo renunciaba al liderato en la prueba por etapas más importante, el Tour. Durante los años que corrió en US Postal, el bejarano fue líder indiscutido de su equipo en las tres Vueltas a España que corrió. Fue en la tercera corriendo con US Postal cuando Heras obtuvo su segundo entorchado de Vuelta a España. Queremos decir con ello, que Roberto Heras sí se veía capaz de liderar un equipo. Tenía capacidades físicas y psíquicas suficientes para ello.
Y en eso es un caso muy diferente a por ejemplo Mikel Nieve. El leitzatarra ha demostrado infinidad de ocasiones que su calidad está fuera de dudas. Sin embargo, es palpable que funciona muchísimo mejor cuando no debe asumir la responsabilidad de un liderato en busca de la victoria de la general. Como que le faltase cualificación psíquica para asumir este tipo de retos. Así, pese a su enorme calidad, Nieve ejerce de gregario en Sky; y cuando las circunstancias de carrera le son favorables, nos vuelve a recordar esa clase que posee.
Tras los sucesos durante el Giro 2.015 en el seno del equipo Astaná, Mikel Landa decidió salir de esa estructura. La verdad es que a Landa sólo le hemos podido ver en vueltas de tres semanas este año durante el Tour de Francia, y en la ronda gala sólo ha hecho labores de gregario de Froome. Y eso el alavés ya lo sabía de antemano. Suponemos que Landa será un caso más parecido al de Heras, en el sentido de que liderará a su equipo en próximos compromisos como Giro o Vuelta. O al menos ésta ha sido la intención, que por problemas de salud no ha podido llevarse a cabo. Sin embargo y hasta la fecha, Landa nunca ha conseguido poner en tantos aprietos a Froome como Heras sí consiguió respecto a su posterior jefe de filas Armstrong.
@ranbarren
Muchos son los casos en el deporte (y también en algunas facetas de la vida) donde eres bueno y brillas y entonces se te abre una nueva puerta.
Muchos ciclistas a base de esfuerzo, sacrificio y también clase, demuestran que tienen piernas para más que trabajar para otros llamados sus líderes, en principio con más experiencia, más nombre, mejores cualidades y según el contrato, mejor sueldo y posición en el equipo.
Si un gregario o ciclista joven hace un par de temporadas más que notables, brillando cuando su rol era ayudar a otros, pronto otros equipos llamarán a su puerta ofreciéndole un contrato mucho mejor: más dinero sí, y seguramente una gran oportunidad, una oferta en muchos casos irrechazable…el problema viene cuando esa oferta no es para liderar un equipo, sino para hipotecar tu carrera a base de trabajar para un líder.
A otros en cambio, les llega la oportunidad de liderar otro proyecto; puede ser un equipo grande o pequeño. Lo que no da lugar a dudas es su rol. De ser un gregario, te conviertes en el jefe de filas. Más dinero, un mejor contrato, más respeto de rivales, más reconocimiento de los medios y quizás de la afición…pero más responsabilidad. De nada sirve que en la carrera te arropen tus compañeros y que partas como jefe de filas si luego en la carretera no demuestras el porqué de tu fichaje.
En 2013, Richie Porte se destapó en Sky trabajando para Froome cuando la carretera se ponía cuesta arriba. Ese año dejó muestras de su potencial llevándose la París Niza y brillando en la Vuelta al País Vasco. En el Tour no lo hizo mal, aunque tenía actuaciones algo irregulares. Sin embargo, los rivales ya le tenían en cuenta y el australiano era una de las ruedas a seguir cuando la carretera picaba hacia arriba. En 2014, problemas físicos y enfermedades le impidieron brillar como debía, y el año pasado destacó en el Tour Down Under, París Niza o Giro del Trentino, entre otras carreras. Demasiados gallos en un Sky en el que también empezaba a brillar un incipiente Geraint Thomas . Sus grandes actuaciones y el verse con potencial de liderar un proyecto, le hicieron fichar por el BMC.
El equipo americano, ya contaba con otros corredores que pueden ser considerados líderes, no en carreras de tres semanas, pero sí en las de una. Además, muchos han demostrado el potencial que tienen: la mejor versión de Samuel Sánchez ya ha pasado pero no hay que olvidar que hace unos años, el asturiano era un serio candidato a la Vuelta y siempre era el hombre para la general en sus años en Euskaltel. Tejay Van Garderen quizás no haya demostrado ese potencial que apuntaba hace unas temporadas, al igual que su compatriota Taylor Phinney, al que las lesiones, le han impedido brillar lo que se espera de él, pero ambos son corredores para acabar en el “Top Ten”.
Sin olvidarnos de que de Gilbert o Van Avermaet son los hombres para las clásicas, Porte se ha metido en un proyecto en el que se espera mucho de él.
Sin duda, de ser un gregario como en Sky a ser el líder para una carrera de tres semanas como el Tour es un salto de calidad y de responsabilidad importante, pero el corredor aussie, sin brillar en exceso ni tener actuaciones excelsas en carrera, acabó quinto, su mejor posición hasta el momento.
Está claro que buscará subir al podio en ediciones posteriores porque ganarla ahora mismo con ciclistas como Froome, Nibali o Quintana parece poco probable, pero es una de las responsabilidades que se le exigen a un jefe de filas. Además si es de un equipo de los grandes como BMC.
Otros ejemplos son los de Rigoberto Urán o Rui Costa. Los dos salieron después de brillar en sus equipos trabajando para otros. El colombiano en Sky trabajó para Wiggins y Fromme y el portugués en Movistar para Quintana y Valverde.
Los dos se marcharon a otros conjuntos como jefe de filas (Lampre el luso y Omega y Cannondale el cafetero), y a pesar de actuaciones importantes (Urán fue segundo en el Giro en 2014), no han dado un golpe en la mesa.
Por lo que se puede considerar que esa responsabilidad y ese paso adelante, no está exento de dificultad y no todos triunfan de la manera que querrían…
El siguiente llamado a dar ese paso es Geraint Thomas. Al británico no le faltan novias. Todavía, estará arropando en 2017 a Froome cuando las rampas acechen, y los rivales ataquen, ¿pero hasta cuándo?
SERGIO ANDRÉS.
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