El plan inicial con el que el ciclista de Parets del Vallés ha trabajado desde que acabase la pasada temporada incluía cuatro objetivos fundamentales: Lieja, el Giro, la Vuelta y el Mundial. Tras asumir uno de los inicios de campaña más leves que se le recuerdan (poco más de 30 días de competición con apenas dos victorias), y tras haber preferido entrenar en el Teide en lugar de acumular más kilómetros de competición, la sorpresa le ha llegado en las clásicas y en el Giro, donde las caídas y las lesiones no le han permitido mantener la fiabilidad que siempre ha demostrado el bravo corredor de Katusha.
Ahora se le plantea la duda de si ser de la partida o no en el Tour de Francia. Viatcheslav Ekimov afirma que tanto para el equipo como para el corredor, primero tendrá lugar la recuperación absoluta de las lesiones que sufre, que son, entre otras, fractura de costillas. Nada sencillo para comenzar de nuevo prácticamente de cero ante la ronda por etapas más exigente del mundo.
El Tour, además, comienza en las islas británicas, algo que no le será de buen recuerdo al fino escalador. La lluvia, habitual en estos lares, más el pavé, provocador de numerosas caídas y problemas, le pueden asustar. De hecho, ya eligió el Giro debido a que la ronda francesa no le atraía en exceso debido a estos inconvenientes. El resto del recorrido sí que le favorece, a excepción de la última contrarreloj, demasiado larga para sus intereses.
Quizás sea mejor idea reservar energías para la Vuelta, que históricamente se le ha dado mejor. El riesgo es el de siempre: ¿y si otra caída deja su temporada casi en blanco? No es el catalán ciclista de competir precisamente poco y una sola grande le puede saber a poco. Pero si la corre, puede llegar pasado a septiembre, donde se acumulan los dos últimos objetivos que se había marcado en diciembre. ¿Arriesgarse y guardar para esos momentos o gastar y lucirse en el Tour?
L.S.