Diario de la Titan Desert

Diremos que por fin se acerca el día que muchos han esperado y para el que han trabajado durante los últimos meses. Esa ilusión que poco a poco se va haciendo parte de tu día a día.

¡Nos vamos! Toca olvidarse un poco del trabajo, pedalear y disfrutar. Pedalear con la cabeza mirando al desierto y, aunque no es un paisaje de los Alpes, te aporta muchas cosas. El año pasado tuve muchas horas de hablar conmigo misma, de auto animarme, de una carga de paciencia enorme, donde parece que el tiempo se detiene. ¡Este año será diferente!

Además participo en la categoría de parejas mixtas, para mí una muy buena elección. En su día elegí a Dani Llorens como compañero y a partir de ahí siempre he pensado que es el mejor compañero que podía tener en Marruecos. Es la persona con la que quiero vivir el “Gran Hermano” del desierto. Llevamos trabajando meses en sintonía porque pedalear juntos implica conocerse mucho a nivel personal, no sólo pedalear al mismo ritmo. En este caso que él se adapte al mío, pues yo con perseguirlo tengo más que suficiente.

Sábado 28 de abril
1º etapa Merzouga – Merzouga (111 km)

Acabada y contenta, aunque hemos tenido que parar dos veces a reparar. Además en las dunas hemos tenido que caminar casi 4 km sobre la arena. En varias ocasiones hemos decidido seguir el rumbo del GPS en vez de las cintas indicadoras, con lo que nos hemos ahorrado 2 km. Con Milton Ramos habíamos planeado salir con mucha presión e intentar pasar todas las dunas en bici aprovechando que salía con el “tractor” y ha funcionado. Ha sido el único capaz de pasar todas las dunas sobre bici.

Está claro que la Titan no sólo consiste en dar pedales. Mañana más y esperemos que no sea necesario realizar un nuevo cursillo de mecánica.

Domingo 29 de abril
2ª etapa Merzouga – Risani (107 km)

llevar el extra de peso para pasar la noche y poder hacer la etapa del día siguiente. Es una jornada para llevar un ritmo constante. Mis sensaciones al terminar son buenas. Aún me queda mucho que dar y no he llegado agotada. En cambio hay dos parejas que al final nos han tenido que perseguir: la de Silvia Pineda y los chicos de Buff. Y a menos de dos minutos está Marc Franco. Vamos bien. O al menos eso pensaba.

Entre estas dos etapas no podemos recibir asistencias, ni maleta, ni ducha…. Me he lavado “a lo gato”. Además hay que añadir que los baños son compartidos, con chicos y chicas juntos. A algunos chicos les da igual desnudarse, pero por ahora las chicas no nos atrevemos. A mí esto de convivir en las haimas me gusta y me parece una de las mejores cosas de las vueltas por etapas. No cambio el campamento por dormir cada uno en su hotel.

Tras comer con Dani me viene un tremendo mareo. Comienzo a vomitar y cada vez voy peor. El agua ni olerla, sin hambre, sin sed y claro, esto en una Titan te elimina rápidamente.

Lunes 30 de abril
3ª etapa Risani – Tourza (137 km)

A la mañana siguiente me despierta Dani y desayuno con más miedo que ganas. Un desayuno de “canario”, pero mentalizada de beber todo lo que pudiera ya que llevaba suero en el bote. Salimos bien y de nuevo vamos muy adelante, en la segunda posición por parejas gracias de nuevo a navegar bien y ahorrar unos 5 km. Sin embargo, pronto vuelve un mareo, un malestar y mucho frío. El peor síntoma que se puede tener en el desierto.

Me ponen la manta térmica y la sujetamos con piedras, pero nada mejora. Llamamos al médico y yo espero allí tumbada. Me llego a poner incluso el saco de dormir y por fin dejo de tener frío. Pero el médico no me deja seguir y, siendo sinceros, no estoy para seguir. Deshidratación, gastroenteritis, pulso muy bajo… Es lo que hay.

Allí acaba mi aventura de la Titan, separándome de mi compañero, que me da un beso en la frente y sigue (no quiere, pero Dani no merece acabar allí) y yo me monto en el Jeep médico. Vaya palo psicológico.

Martes 1 de mayo
4ª etapa Tourza – Alnif (101 km)

Hacer el resumen de mi cuarta etapa es muy fácil. Me levanta Dani después de pasar una noche horrible, con continuas visitas al baño. Sin haber comido ya dos días y casi sin dormir, salir es una locura. Sería hacer trabajar a la organización en vano porque me tendrían que venir a buscar a los pocos kilómetros. Encima hoy es la etapa reina: larga y con varias subidas.

Así que recojo mis cosas, las subo al camión y a esperar el traslado a meta. ¿Cómo? Tumbada y dormida. Es decir, más de dos horas y media dormida. Monto en la furgoneta conducida por Carlos Sainz y duermo par de horas más. Cuando llego al campamento justo van a llegar los primeros.

Sigo con un dolor de cabeza horrible y con mucha diarrea. Vuelvo a mi haima a tumbarme. Hablo un poco con nuestro tercer miembro en la haima, la chica de Buff, Nuria (una gran compañera y rival) y ya no me despierto hasta las 6 de la mañana. He dormido unas 20 horas. Para que luego digan que en la Titan se duerme poco.

Me he estado preocupando de la gente que entreno a ver si entre estado de lucidez y lucidez habían llegado a meta o estaban bien y poco más. Una conclusión a la que he llegado es que además de cuidar a mi gente tengo que empezar a pensar en cuidarme. Además de enseñar a comer y beber, tengo que empezar a comer yo misma. De todo se aprende.

Miércoles 2 de mayo.
5ª etapaetapaetapa Alnif – Mcissi (116 km
)
Empiezo a ver la luz y lo mejor será cambiar el chip. Ya puedo comer algo y, sobre todo, soy capaz de estar en pie y poder estar con mis chicos, asesorarles y darles consejos, estar a su lado. Llegado a este punto pienso que es lo mejor que puedo hacer.

Quizás tras 20 años haciendo una media de 20.000 km al año mi cuerpo ha dicho basta y como aquí no hay piezas de recambio será mejor empezar a asimilar esto. Sobre todo en esfuerzos de varios días seguidos. Cabeza hay, pero ahora mismo falta físico. Quizá en el futuro haya otra oportunidad, pero ahora no la quiero buscar. Estoy tocada.

Pero ver en meta que poco a poco van llegando cada uno de mis chicos es genial, mucha satisfacción. Quienes más cercan están de mi saben que hay algunas personas que son retos importantes. No lo es entrenar a un fenómeno como Milton, lo es entrenar y mentalizar a gente con sobrepeso o que vienen de otros deportes. Por ahora siguen todos en carrera, 100% acabados en dos años. Y yo retirada. ¡Qué crack soy!

Querría salir mañana, pero por reglamento no se puede. Dani sé que ha insistido a la organización, pero va a tener que hacer los últimos 100 km de nuevo solo.

Jueves 3 de mayo
6ª etapa Mcsiss – Madrid y resumen personal

Por fin esta noche he podido mirar el cielo marroquí. Pese a que hay luna, es hermoso y me ha dado mucha calma. Dani y yo estamos debatiendo si un punto especial que brilla más es una estrella, un satélite o un planeta. Nos hemos quedado con la duda.

Antes de irme al desierto dije que la vida me había dado una profesión que con el tiempo la había convertido en mi juego profesional. Y seguramente sea el momento de cambiar aún más mi rol en el juego.

Además, estar en el desierto, en medio de la nada, viviendo de forma tan sencilla y ver en cada paso por un pueblo a los niños riendo sin tener nada ayuda a pensar que con lo mínimo se puede ser feliz.

Hoy desayunando echábamos de menos una buena ducha, un trozo de tortilla de patata. ¿Cosas básicas? No, simplemente lujos después de una semana viviendo en Marruecos, durmiendo en haimas o en el suelo, encontrando tu maleta y cama llenas de arena, con duchas comunes, con comida idéntica día tras día, pero con muchísima convivencia. Hemos dormido y pasado mucho tiempo con las parejas con las que estábamos luchando por el segundo y tercer puesto.

De nuevo y, siguiendo la tónica del año pasado, hay sensaciones contrapuestas, blanco y negro. En blanco las sensaciones que me dan ver llegar a mi gente a meta (os lo merecéis por todo el trabajo y esfuerzo realizado). El negro en este caso soy yo. Por otro lado y, como he comentado, doy mil y una vez gracias a quien me ha animado en el campamento, a quien ha perdido un rato de su tiempo en enviarme un SMS, un mensaje de ánimo o preguntarme qué tal.

El año pasado critiqué mucho a la organización porque pensaba que había partes en las que habían fallado y mucho. Sé que mis comentarios no les gustaron, pero me alegro de que mis quejas hayan podido aportar algo para que este año la Titan haya sido una carrera totalmente diferente a la que conocí. La Titan 2012 ha sido muy diferente para mejor que la del 2011, un 10 a la atención al participante y al servicio médico. He sentido más compañerismo, algo que para mí es básico.

Fátima Blázquez

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