No sería un parecido despectivo, ya que el veronés ha sido y es uno de los corredores con más clase del pelotón italiano en los últimos diez años. Definido de partida como un gran campeón del ciclismo, ha tenido después que dejar paso a otros especialistas en grandes vueltas y clásicas, quedando relegado a ocasionales victorias que le han aportado un buen palmarés, pero bastante peor del que se esperaba de él.
He ahí el miedo, a que el parecido de los dos compañeros de equipo traspase esa línea de decepción que conlleva recordar los titulares que se le dedicaban al entonces ciclista de Saeco. A Ulissi se le empieza a comparar con los grandes llegadores en media montaña, como pudiera ser Valverde. Es explosivo, sube bien y es rápido. El pasado otoño se lo pasó conquistando clásicas italianas de final de temporada. Muy fácil.
Ahora arranca venciendo ya en el World Tour y ante gente muy buena. Ya no se puede alegar la escasez de grandes adversarios, sino la grandeza de un corredor que a sus 24 años tiene ante sí la posibilidad de tomar las riendas del ciclismo italiano. Sí, aún tiene a Nibali a un gran nivel, pero es la generación siguiente en ser la cara visible. Sin el siciliano en el Giro, es fácil que Diego tome el mando ya en la corsa rosa y sea una de sus mayores esperanzas.
Aún así habrá que ser cautos, no sería el primero que empieza recibiendo elogios y comparaciones y después queda en un mero buen corredor. Con mucha clase y estilo, sin duda, pero sin ser ese legendario campeón al que apuntaba. Mismo equipo, mismo país, misma situación, diez años antes. Ulissi, Cunego.
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