24 años, todo el futuro por delante. No es ya por su primer Giro al cuidado de Nibali, sino por sus demostraciones puntuales, de fondo, de llegar con gasolina al final. Quinto en las Tres Cimas de Lavaredo, el completo corredor italiano ya está en boca de muchos como sucesor del ‘tiburón’, incluso en el propio Astana.
El inteligente movimiento de Martinelli ante la irrupción de Aru le permite en la actualidad poseer a una de las joyas del ciclismo del futuro junto al presente del ciclismo italiano y mundial. Entre ellos uno de los corredores de referencia, el poseedor de la última maglia rosa.
Como corredores aún es temprana la comparación, ya que uno está en su cénit y el otro aún no ha explotado del todo. Su parecido está en el origen, en la forma de iniciarse en el ciclismo. Ambos, tanto Fabio como Vincenzo nacieron en sus respectivas islas. De Cerdeña a Sicilia, los dos comenzaron sus periplos en el Giro de Italia como gregarios de sus jefes de fila: Nibali para Di Luca y Aru para el propio Nibali.
Ese inicio les ha permitido a ambos conocer de primera mano lo que es una grande y liderarla, aunque sea en periodo de prácticas. El campeón del Giro, incluso, tuvo una experiencia añadida y fue que Ferretti, una vez pasó al profesionalismo de su mano en el Fassa Bortolo, hizo las tres semanas del Giro desde fuera, acompañando al equipo, lo cual aporta una visión distinta de las carreras.
El aprendizaje obtenido lo podrá conocer Aru de primera mano, con el mejor espejo que puede tener a su lado. Ahora separarán sus caminos, con el joven liderando por primera vez a un grande como Astana y al siciliano con todos los honores en el Tour.
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