El pelotón paralelo: Cuando Valverde fichó por T-Mobile

Corrían los primeros días del año 2007, el primero después de la Operación Puerto, cuando una noticia saltó a la primera plana de los medios especializados: Alejandro Valverde había recibido una irrechazable oferta del T-Mobile. Los alemanes, descabezados tras el despido de Ullrich y la marcha de Klöden, andaban a la caza y captura de una prima donna que les mantuviese en primera línea de batalla en las citas más importantes del calendario. Y a tal efecto volvieron sus ojos hacia Murcia. La maniobra tenía mucho de traspaso “futbolero” pues los teutones estaban dispuestos a pagar la cláusula de rescisión del murciano para llevárselo esa misma temporada.

A Valverde, corredor tremendamente apegado a su tierra, terminó por pesarle demasiado alguna de las exigencias de los germanos (fijar su residencia en Mónaco o Suiza entre otras) y acabó declinando su oferta. Bueno, eso y que Echávarri y Unzué decidieron subirle sustancialmente el sueldo (aún así, Valverde se quedaría perdiendo dinero).

Pero, ¿qué habría sido de Alejandro si hubiese decidido firmar por T-Mobile? ¿Y de la estructura navarra? En Planeta Ciclismo volvemos a coger nuestra bicidelorean y nos trasladamos a enero de un 2007 alternativo en el que Valverde se enfunda el maillot de T-Mobile.

Una relación tempestuosa

Uno de los mantras más repetidos sobre Alejandro Valverde a lo largo de sus dieciocho años de profesional es que su obsesión por el Tour, obsesión que su propio equipo se ha encargado de alimentar, ha lastrado sus posibilidades en otras carreras. Pero ¿es esto realmente cierto? Veamos.

La llegada de Valverde a T-Mobile se produce con la temporada 2007 por lo que el murciano se encuentra con un equipo ya hecho en el que corredores como Gerdemann, Guerini o Rogers van a ser su único apoyo en la alta montaña. Muy poco si se compara con la guardia pretoriana de otros candidatos, incluso con la que habría tenido de seguir en Caisse d’Epargne. Por si esto fuera poco, la precipitada salida del patrocinador a finales de esa temporada deja a Stapleton, manager del equipo, con escaso margen de maniobra y el equipo apenas se refuerza de cara a 2008.

Valverde ha firmado tres años de contrato pero tras un nuevo discreto paso por el Tour en el año que Sastre se impone, se produce un divorcio entre el murciano y su director que le lleva a plantearse no renovar. Stapleton quiere que se centre en las Ardenas, que renuncie al Tour y que haga Vuelta y Lombardia. Valverde quiere volver a correr en Francia. Al final se impone el criterio del equipo y Valverde tiene un año sensacional, conquistando Lieja, la Vuelta y convirtiéndose en el primer español en ganar Lombardia. Por si fuera poco, la amenaza de la sanción por la OP desaparece “misteriosamente” cuando se hace oficial que el murciano estará en el mercado a final de temporada.

Con ofertas sobre la mesa de Quick Step, Astana, el recién creado Sky y Saxo Bank; Valverde decide aceptar la oferta de los británicos, que le prometen armar un equipo en torno a él y libertad total para decidir su calendario. En 2010, Valverde se enfunda el maillot azul y negro de Sky, con el que permanecerá hasta 2012. En ese período, Valverde centra su temporada en Ardenas y Tour de Francia, donde sigue sin conseguir buenos resultados y además, en 2012, se ve obligado a trabajar para Wiggins, algo por lo que se siente engañado y que provoca su salida a final de temporada.

Por fin un equipo a su medida

Las experiencias de T-Mobile/HTC y Sky han hecho madurar a un Valverde que a punto de cumplir treinta y tres años, sabe que tiene la última oportunidad de firmar un gran contrato. Por eso decide, ahora sí, aceptar la oferta de Quick Step. El fichaje por los belgas supone todo un cambio de mentalidad para el murciano. La influencia de Lefevere le hace ver que el Tour no su “negocio” y más con la eclosión del fenómeno Sky. Así, Valverde debuta, a sus treinta y dos años, en el Tour de Flandes, quedando quinto, segundo del sprint del grupo principal tras Kristoff. Una semana después se apunta su primera Amstel para concluir su primavera mágica con su tercer entorchado en Lieja. En 2013 también debuta en el Giro, en el que acaba segundo tras un intratable Nibali. Aunque su gran día llega a finales de septiembre, cuando por fin logra enfundarse en maillot arcobaleno en el Mundial de Florencia.

Por fin parece que Valverde ha encontrado su sitio. Centrado en las clásicas y en las Vueltas de una semana, el murciano acumulará en los siguientes años un sinfín de triunfos: tres Liejas más, cuatro Flechas, otra Amstel, dos Lombardía, un podio en Flandes… aunque el auténtico “bombazo” lo da en 2016. Alejandro llega al Giro con un golpe de pedal sensacional, algo que unido a un recorrido muy propicio en los primeros diez días y a la inoperancia y baja forma de sus rivales, le permite vestirse de rosa gracias a las bonificaciones principalmente. Segundos que en la última semana logra administrar frente a un desafortunado Kruijswijk y un combativo Nibali. Valverde se convierte así en el tercer español que gana el Giro tras Indurain y Contador.

El regreso a casa

2017 es el último del murciano con el maillot de Quick Step. El patrocinador ha decidido reducir el presupuesto y el futuro es incierto para el equipo belga por lo que un Valverde ya en sus últimos años de profesional, decide aceptar la oferta de Movistar y volver al equipo que dejó diez años antes. Sin presión alguna, Valverde disputa el Tour de 2018 como lugarteniente de Landa y Quintana para acabar el año consiguiendo su segundo mundial, éste en Innsbruck y cerrando un palmarés de Leyenda. Bueno, cerrando… por ahora.

Sergio Espada

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