La primera invitación cursada al equipo vasco data del año 2001, edición en la que el mítico Roberto Laiseka rubricó un magnífico triunfo en la cima de Luz Ardiden. La afición que seguía a esta escuadra lució por primera vez camisetas naranjas de apoyo a sus ciclistas y poblaron las cunetas de este color tan reconocible.
Ya en el año 2000 deslumbraron al mundo con una dura pugna con el US Postal de Armstrong y Hamilton. Zubeldia les plantó cara y se intercaló entre ambos en la clasificación general de la Dauphiné. Actuación que, unida al rendimiento que la escuadra dirigida por Julián Gorospe ofrecía en la Vuelta o en el Tour del Porvenir –Beloki y Txema del Olmo rozaron la gesta en 1999, le llevó a ganarse un puesto entre la élite mundial.
Con nombres incipientes como Mayo, Zubeldia y López de Muniain, el naranja se fue abriendo las puertas del Tour, carrera que sólo con la asistencia de los aficionados vascos veía rentable su participación. Si además el espectáculo deportivo que ofrecían era más que aceptable, se fue germinando lo que fue, un equipo que tendría plaza por derecho en todas las grandes carreras. Mitificados Zubeldia y Mayo en Alpe d’Huez, 2003 supuso un paso definitivo. El poder mediático del escalador de Igorre era muy goloso, aunque nunca volvió a ofrecer un rendimiento parecido al de aquella tarde.
Aquel mismo año Egoi Martínez se llevaría el Tour del Porvenir. Poco a poco se fue produciendo un cambio generacional que llevó al primer plano a Igor Antón y Mikel Astarloza, protagonista por ganar una etapa en la ronda francesa, pero también por su positivo. Samuel Sánchez se convertiría en el corredor franquicia, suponiendo para él llevar todo el peso, dentro y fuera del Tour. La irregularidad de Antón y el nacimiento de un gran escalador como Mikel Nieve, marcaron el hacer de un equipo al que se veía frágil y demasiado dependiente de las victorias del ciclista asturiano.
Mientras Samuel Sánchez se ha mantenido en las primeras líneas de combate, el equipo ha podido resistir los recortes de financiación. Una vez el completo y exitoso campeón olímpico bajó las prestaciones, no ha tardado en caerse el proyecto, que sigue refundado en categoría profesional, dos escalones por debajo del World Tour, categoría que consiguieron sostener con el fichaje de ciclistas no criados en estructuras vascas y extranjeros, lo que supuso un distanciamiento con su afición, que no perdonó la deslealtad con su filosofía originaria.
Tras varias negociaciones sin fructificar, se llegó al actual punto: el primer Tour de Francia sin lucir camisetas naranjas en 14 años. Veremos si las consecuencias no se dejan sentir en demasía, sobre todo en los Pirineos, cordillera más próxima a Euskadi de las que atraviesa comúnmente la ronda francesa. La primera consecuencia en el pelotón español es la baja cifra de ciclistas que registrará en la inminente edición: un equipo y muy pocos ciclistas, cada vez menos protagonistas después de una época dorada.
L.S.
Euskaltel Euskadi, más que un equipo
…si, si.. lo qu usté quiera … pero la clave fué que Alonso quiso hacerse “la publicidá” con el Urtasun, y por eso consintió lo de Dasha con el Urtasun ese en el Playón de Bayas.. si, si.. ¡pa que los vieran! y el fotógrafo que hizo el robao era un tal …Aigor, Aigor era si, algo asín era, un fulano con la cara mu cuadrá .. que lo había conocio yo der juzgao cuando vinieron a las particioooones ¿sabusté? de ahí vieneeeeeeen los líos! ¡de las particioones vienen! de ahí de ahí…. si si….