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El tirano del Giro abre la táctica de la crono

Independientemente del recuerdo que vaya a dejar el Giro de Italia 2014 en el aficionado, ésta será una carrera que quedará grabada en Nacer Bouhanni para siempre. Con la de Salsomaggiore Terme, el velocista francés acumula un total de tres triunfos en lo que va de competición, se consolida como el rey de las llegadas masivas y espera afianzar el maillot de puntos a base de victorias en etapas venideras.

Tras la segunda jornada de descanso, el pelotón comenzaba a afrontar las dos semanas de carrera decisivas con una etapa llana que tan sólo encerraba una pequeña dificultad orográfica, no puntuable, en los kilómetros finales. Hasta ese momento, a falta de nueve kilómetros para la llegada, la etapa había discurrido tranquila, con una fuga de dos hombres, Marco Bandiera (Androni Giocattoli) y Andrea Fedi (Neri Sottoli), que fue neutralizada cuando el pelotón puso un poco de insistencia.

Durante la subida a Salsomaggiore, SKY tomó el control del pelotón con Dario Cataldo (Sky) tratando de “limpiar” de sprinters puros las primeras posiciones del pelotón. Al italiano le relevó su compañero Edvald Boasson Hagen (SKY) en la cabeza del gran grupo, poniendo en aprietos a los sprinters. Por su parte, Cadel Evans (BMC) se mostraba, como siempre en este Giro, atento y concentrado.

El noruego, quien hace poco puso en duda su continuidad en la estructura británica, se vació en favor del hombre más rápido de su equipo. Pero cuando llegó el momento de preparar el sprint, SKY había gastado todos sus cartuchos. Otros equipos se hicieron con el control del pelotón y Ben Swift perdió posiciones hasta perderse en el seno del gran grupo. Afrontando el último kilómetro, el sprint estaba cantado. Trek, Giant-Shimano y FDJ.fr luchaban, codo con codo y pedalada a pedalada, por tratar de llevar a su corredor en la mejor situación posible, hasta que una caída antes de afrontar la última curva dejó a más de tres cuartos de pelotón cortado. Ahí se esfumaron las opciones de un “gafado” Viviani (Cannondale) y un desaparecido Tyler Farrar (Garmin-Sharp), que fue el primero en irse al suelo.

Con el gran grupo partido, Nizzolo (Trek) fue el primero en lanzar el sprint pero, quizás, la ansiedad pudo con él: “Tenía esperanzas de que la subida hubiera castigado las piernas de Bouhanni (FDJ.fr) y pensaba que llegaría más cansado que yo al final. Hicimos la subida “full gas”, colocándome en la décima posición, más o menos. Me estaba encontrando muy bien y esperaba que hoy fuese mi día. Al final, cuando le vi llegar en el último kilómetro me di cuenta de que sería una nueva lucha entre nosotros y, de acuerdo, él ha vuelto a ganar pero tengo que estar feliz por haber estado con opciones hasta el final. Quedar segundo en tres etapas no está mal. Podemos extraer conclusiones positivas de esto.”

Bouhanni, por su parte, levantaba los brazos por tercera vez en lo que va de Giro y, una vez pasada la línea de meta, se señalaba a sí mismo en un claro síntoma de autoconfianza. “Soy un líder porque tengo unos compañeros extraordinarios que confían en mí”, decía. Con este tercer triunfo, el líder de la clasificación de puntos continúa haciendo méritos para elevar su valor deportivo y facilita la tarea de encontrar un nuevo equipo a su agente.

Con respecto a la lucha por la general, ni Evans (BMC) ni su equipo tuvieron problema alguno en mantener la “maglia rosa”. El balance de la etapa, sin embargo, no fue positivo al perder a uno de los gregarios, Yannick Eijssen (BMC), en una caída en la que se dañó uno de los codos. Para Fabio Baldato, director deportivo, la pérdida del belga es una baja sensible en las aspiraciones del equipo: “Es una gran pérdida, porque Yannick lo estaba haciendo muy bien. Es importante tener a todos tus corredores cuando está luchando por ganar el Giro. Muchos otros equipos ya han perdido corredores y ahora que nos toca a nosotros, nos dificulta más las cosas.”

La “corsa rosa” no para y mañana, tras una maratoniana jornada, llega a Savona, lugar histórico en el mundo del ciclismo porque, de alguna manera, cambió la carrera deportiva de Eddy Merckx. En Savona, durante el Giro de 1969, el campeón belga fue expulsado de la carrera tras dar positivo por fencamfamina, un estimulante poco potente del sistema nervioso central. A pesar de que Merckx calificó el “affaire” como un complot en su contra, lo cierto es que, el positivo hizo meditar la retirada mientras volvía a Bruselas en coche acompañado por su mujer Claudine. Dicen los que le conocen, que el “falso” positivo cambió el carácter de Merckx y le convirtió, si cabe, en un ciclista todavía más agresivo y ambicioso. Hay quien considera que la histórica gesta de Mourenx tuvo su origen a orillas del mediterráneo.

La maglia del mismo color que, empapada de lágrimas, dejó tirada Merckx en la habitación de un hotel de Savona, tratará de defender Cadel Evans (BMC) en el Naso di Gatto, un puerto de 9 kilómetros situado estratégicamente a 30 kilómetros de meta. Lo que a priori, podría dar pie a una interesante emboscada, sin embargo, puede quedar en agua de borrajas. El carrusel de puertos que ha propuesto la organización para la última semana podría obligar a los corredores a regular sus fuerzas y gastar toda la artillería en los Dolomitas.

Pedro Ceinos

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