DLC: Le habéis dado un papel más decisivo a la crono de Burgos que otros años. ¿Por qué?
J.G.: Yo creo que la crono favorecía demasiado a los escaladores, y creo que eso tampoco hay que obviarlo. Yo creo que esta es una carrera que mira al cielo, pero también es verdad que este año hemos puesto una crono más plana, más de rodadores, pero previamente hemos colocado mucha más montaña. Yo espero y deseo que en la crono de Burgos pasen cosas y que cambie clasificaciones si las tiene que cambiar; pero espero que no con la suficiente ventaja como para que nos impida disputas posteriores en las otras tres etapas que quedan: Riaza, Ávila y Cercedilla. Había que variar un poco, había que dar otro terreno y otras posibilidad, y yo creo que la crono nos tiene que contar cosas, por eso la hemos puesto donde la hemos puesto. Que sea posible o no… ya se verá.
DLC: ¿Cómo analizas esta generalizada disminución de km contrarreloj en las tres grandes? ¿Cuál es tu análisis?
J.G.: Estoy de acuerdo, año tras año vamos reduciendo kilómetros. Pero el primero que lo introdujo, o el promotor de eso ha sido la Vuelta. ¿Cada vez menos km de contrarreloj? Bueno… es que el Giro, por ejemplo, en un global hace menos, pero hace una crono de 60. Posiblemente la crono de 60 del Giro decida más cosas que dos de 30, creo yo, o dos de 40 que te harían más distancia. Por lo tanto, la crono sigue siendo decisiva y el Tour nunca ha obviado la crono, lo ha hecho en el año 2015, ya veremos lo que hace en el 2016. Yo creo que se responde a una demanda, donde el público está en otro tipo de etapas. hoy por hoy hay un tipo de corredor que se defiende mejor en montaña que en la crono.
DLC: Pero el Tour lo ha llevado al extremo, ¿no crees?
J.G.: Sí, estoy de acuerdo, y yo creo que es por una tendencia del público, que están más en claves de etapas más en línea, con más disputa, con más montaña. Por ejemplo, su primera semana es totalmente diferente a lo que venían siendo los cánones tradicionales, y obedece a esa situación. Yo tengo claro que el que gana una grande, la gana porque es el mejor, con crono o sin crono. De hecho, el Giro de Italia tiene una crono de 60 km, y no sé si la va a ganar un especialista en crono, me temo que no, porque el resto del Giro no está planteado para que gane un especialista en crono. Bueno, son propuestas, desde luego sí que te puedo decir que por las cronos se va a seguir apostando en las tres grandes de aquí al futuro, con más o con menos km, pero se va a seguir apostando, te lo puedo garantizar.
DLC: ¿Qué nos tenéis preparado en Marbella, en la primera etapa, que además es una crono?
J.G.: La primera etapa de Marbella es principalmente una etapa de costa, creo que encierra muchas novedades en sí misma. Es una etapa que se inicia en el espigón del puerto, con una estética muy bonita, donde los corredores accederán en barco a la plataforma de salida, y es una etapa que se hace básicamente en la playa, sobre el paseo marítimo, y se acaba en la playa. Eso nunca se ha visto. Nos queda por presentar algún que otro recurso de cómo va a ser la logística de esa crono, pero yo creo que aunque sea una etapa cortita, va a ser una etapa estéticamente espectacular. ¿Y esta etapa por qué es importante? Porque yo creo que el ciclismo tiene que poner en valor su fuerza turística y su fuerza paisajística; o sea, nosotros tenemos la ventaja de que no estamos en un terreno de juego definido por una anchura, etc. Estamos en un escenario que cada día nos permite cambiar, y si ese cambio te permite potenciar paisajes y lugares, utilízalo. Y si tienes que hacer algún guiño donde todo lo demás lo centres en ese efecto paisajístico, esa es la primera etapa. Por la mayor o menor trascendencia deportiva, que evidentemente con 20 etapas por delante, no es demasiada. Y eso es lo que hemos hecho, es una apuesta a la fuerza de las dimensiones del ciclismo más allá de lo que es el deporte. Esta etapa hay que verla, porque desde luego va a ser sencillamente espectacular: el espigón, la playa, el paseo marítimo, el albero… todo el mundo pegado a los corredores, y un final en la playa, que nunca se ha hecho.
DLC: Eso sí que ha venido para quedarse, parece.
J.G.: Sí… Sí ha venido para quedarse en la medida que seamos capaces de seguir haciendo propuestas originales. Estas cosas adornan bien la carrera, son llamativas, nos permiten generar una curiosidad en aquellos que no son aficionados puros y duros al ciclismo. Esto está muy bien y nos ayuda en todo, pero aquí lo importante es la competición. Todo lo que sucede más allá de ese efecto de marketing, nos ayuda mucho, pero porque un año no se haga una salida espectacular, si el resto de etapas funcionan, vamos a estar muy cómodos; porque un año hagamos una super salida, si el resto de etapas no acompaña, de nada valdrá este efecto; por tanto, esto es exclusivamente complementario.
DLC: Hablando un poco en global, sobre el recorrido, ¿qué perfil de corredor de los que tenemos ahora mismo, los grandes: Nibali, Contador, Froome, Quintana, se puede desenvolver mejor?
J.G.: Hombre, como todas las Vueltas, es una Vuelta para escaladores. A partir de ahí, creo que es Froome, el que en contrarreloj puede ser un poco mejor que sus rivales directos; pero también es verdad que sus rivales directos, primero, no son tan malos en contrarreloj, y segundo, tienen mucho terreno para llegar a esa crono con garantías suficientes de aguantar la ventaja. Yo me quedo con que es una Vuelta para escaladores. Cómo se corra, no lo sé, porque tampoco sé con qué diferencias van a llegar a esa contrarreloj. También es verdad que en 2014 nosotros hemos planteado una crono, pura y dura, con las dificultades de tener ese puerto en el recorrido, y donde teóricamente los contrarrelojistas iban a sacar tiempo, pues resulta que no sacaron tiempo, que lo perdieron. Y luego fue una contrarreloj rara porque a Quintana, que le venía bien, por una desgracia, se fue al suelo y perdió todas las opciones; también es verdad que era una contrarreloj más que para rodadores, para bajadores. Pero yo, hoy por hoy, creo que es una Vuelta para escaladores. Pero si me dices: ¿Froome qué es? ¿Escalador o contrarrelojista? Yo creo que es tan buen escalador como los otros, solo que en contrarreloj se defiende mejor que ellos, pero nada más, para mí sigue siendo un escalador, es más para mí es un claro candidato a ganar el Tour de Francia, y no hay contrarreloj individual.
DLC: En el global de los 80 años de la Vuelta, ¿cómo ves la evolución de la carrera?
J.G.: Yo creo que la Vuelta ha evolucionado bien porque está muy consolidada. Después de 80 años de existencia, la Vuelta pertenece al patrimonio mundial del ciclismo, es una de las tres grandes. Y además pertenece al patrimonio del deporte español. Es un evento muy cercano al ciudadano, muy querida por el español, y a ese nivel está consolidada. Aunque creo que hay que seguir alimentando el interés, el acercarnos al aficionado, el que sientan la carrera como suya y aquí lo que funciona son los recursos. Yo no voy a hablar de cómo estaba la Vuelta antes de llegar yo, porque la Vuelta estaba muy bien, pero si he notado una evolución en los últimos años a base de recursos. Esos recursos funcionan y hay que seguir potenciándolos, y yo creo que hoy por hoy, en el año 2015, tenemos una Vuelta con mucha personalidad.
Todo el mundo sabe lo que hay en la Vuelta, lo que se va a encontrar, cuáles son nuestras señas de identidad, cuál es nuestro maillot, cuál es nuestro territorio, qué nos gusta hacer, qué no nos gusta, y eso yo creo que es importante. Llevamos mucho hecho, pero todavía queda mucho, queda más por hacer de lo que llevamos hecho. Pero la salud de la carrera es buena.
DLC: Sobre el debate de las dos semanas, la reducción de las grandes vueltas, ¿es una realidad en la Vuelta?
J.G.: Lo primero que tengo que decir es que el debate de quitarle días a las grandes, ha existido siempre. Yo llevo 6 años como director, y cuando no era director, se hablaba mucho también de este debate. Hoy por hoy, yo no me niego al debate, al debate de un calendario global en el que todo el mundo sale beneficiado, con unas bases y unas premisas. La mía es muy sencilla: primero, no a quitarle una semana a la Vuelta, ni al Giro, y por supuesto al Tour ni se plantea; podríamos hablar de algún ajuste de uno, dos o como máximo tres días, lo podríamos hablar. Y, ¿para qué?
Evidentemente, para una mejor participación en todas las carreras; la Vuelta no se va a quitar días para salir perdiendo, solo se va a quitar algún día para salir ganando. Y dado que este escenario que yo te estoy planteando hoy no existe, el debate no existe; por lo menos en los foros oficiales, que es donde tiene que existir. Luego, unos estarán a favor, otros en contra, que está muy bien, pero hoy por hoy, la posición de ASO con la Vuelta es tajante: somos una carrera de tres semanas, y lo vamos a seguir siendo. Y cuando se abra un debate sobre el calendario a nivel general, entonces ya veremos qué ofertas o propuestas hay, para ver qué poquito podemos ajustar, pero ahora mismo, ni siquiera eso. Por lo tanto, mi opinión hoy es que nada de nada.
DLC: ¿Tenéis libertad con ASO para hacer lo que queréis? ¿Tenéis alguna directriz marcada?
J.G.: Esto es una empresa, y las empresas se organizan en base a niveles jerárquicos. Aquí hay un consejo de administración, un consejero delegado, un director general… Yo lo único que te puedo decir es que como director general, tengo toda la confianza del consejo, y que hoy por hoy el consejo de administración ha aceptado todas las propuestas que se les han hecho por parte de la dirección general. Sí te digo, ASO a esta dirección general no le ha impuesto nada, le ha sugerido, le ha dicho, le ha indicado, pero eso forma parte del debate. Además, si ordenara, tampoco pasaría nada, porque es una empresa, y las jerarquías funcionan así, igual que yo soy jefe de algunos, también tengo mis jefes, y sobre eso se organiza la empresa. ASO sólo nos ha dicho una cosa: haced de la Vuelta un producto puramente español, que es lo que gusta, es lo que se quiere y lo que luego se va a poder exportar; y en eso estamos. Él nos ha dado la filosofía, nosotros somos los que en el molde hemos empezado a construir la figura. Si la cuestión es si somos una empresa francesa o no: sí, somos una empresa francesa.
DLC: ¿No crees que cierta parte de los aficionados puede sentir que la Vuelta ha perdido las raíces españolas y está en manos de una empresa francesa, que en algún momento pueden no valorar ese arraigo de la Vuelta en España?
J.G.: Yo no controlo las sensibilidades, lo único que puedo mostrar son evidencias, y a mi me gustaría que alguien me demostrara en qué ha podido perder identidad la Vuelta en favor de otras opciones en los últimos años. Yo creo que las ha ganado, no es que las haya perdido. Que el dueño sea ASO, a mí únicamente me da dos cosas: una, mucho orgullo, porque ASO es la primera empresa organizadora de eventos del mundo, y ha venido a buscar la Vuelta, con lo cual, eso significa algo. Y segundo, te da una gran tranquilidad, porque la Vuelta está soportada por un grupo que es tan fuerte que, por lo menos, nuestros cimientos están bien armados. ¿Qué alguien pueda pensar eso? Puede pensarlo, pero cuando yo cojo cualquier gran empresa de España, y veo que hay eléctricas que pertenecen a accionariado italiano, o televisiones privadas con capital italiano y alemán… Hay muchos ejemplos de accionistas extranjeros que están en empresas españolas, yo no me cuestiono ni que me voy a quedar sin luz o sin tele. El producto es lo que importa, ¿está reflejada la identidad de la Vuelta?, ¿somos Vuelta y somos España? ¿sí o no? Yo creo que sí, y si encima el que es el dueño de la Vuelta te dice “más España”, yo creo que más tranquilidad. Sí sé una cosa, hoy por hoy, de los accionistas que ha tenido la Vuelta, quien mejor entiende el concepto de evento deportivo es ASO, porque es el que más y mejor lidera los eventos en el mundo. Por tanto por qué lo vamos a ver como una amenaza cuando lo tenemos que ver como una ventaja o un refuerzo.
DLC: Por último, ¿te preocupa la siguiente generación del ciclismo español?
J.G.: Por supuesto, muchísimo, me preocupa enormemente. Me preocupa porque hay un problema gravísimo, por la coyuntura que sea. Yo creo que el dopaje hace bastante, y ahora también la crisis, aunque parece que vamos remontando, nos estamos quedando sin tejido. Bien es cierto que gracias a una extraordinaria época, que, con ironía y cariño, nos ha tenido muy mal acostumbrados, hemos vivido la mejor época del ciclismo español en su conjunto. Me refiero, nunca hemos tenido a tantos tan buenos: un Freire, un Sastre, un Valverde, un Contador, un Purito… todos juntos en la misma generación, nunca lo hemos tenido; por lo que ellos han tenido la enorme ventaja de malacostumbrarnos. Pero es verdad que a medida que, por ejemplo, Alberto Contador vaya ‘perdiendo fuelle’, que ojalá sea dentro de muchos años, lo siguiente no va a estar al mismo nivel. Podría haber uno o dos, pero el problema es el tejido, tenemos un problema de carreras y un problema de equipos.
Yo creo que hoy por hoy tenemos que centrarnos, poco a poco, no tanto en tener súper equipos, sino en tener equipos medios. Creo que España con tener un Movistar, tenemos un equipo en la élite, que es una necesidad para el ciclismo español, pero junto a él tenemos que tener más ‘Cajas Rurales’, no sólo uno, que son equipos con menor presupuesto, más asequibles, pero con esa posibilidad de ser continentales-profesionales, de que puedan invitarles a grandes vueltas y que defiendan otro tipo de plaza. Esa es nuestra preocupación ahora, ese segundo escalón de equipos, cómo lo tenemos y cómo lo alimentamos, porque si no el futuro viene muy negro.
DLC: ¿Y crees que puede haber alguna solución a corto-medio plazo?
J.G.: Para mí la solución está en no entender que o eres World-Tour o no eres nada, es decir, tenemos que entender que como Continental-Profesional se puede subsistir. Sigue siendo difícil porque son presupuestos altos, pero comparativamente, no son tan altos. Y si a esto le sumas que hay una gran rentabilidad, si fuéramos capaces de crear tejido en el segundo escalón, porque es más asequible, podríamos tener una buena solución para el futuro.