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Esos otros ciclistas belgas (más allá de Boonen y Gilbert)

No todo es Philippe Gilbert y Tom Boonen, dos de los ases que más historia han acumulado en los últimos años en el terreno de las carreras de un día. Sus trayectorias han sido tan brillantes que añadido al ansia de encontrar al nuevo mesías que reverdeciera los laureles que saborearon en época de Merckx y Van Impe. El Tour sigue teniendo mucho peso en Bélgica.

Ese eclipse entre la historia y lo brillante de las joyas que han copado los titulares nos han hecho olvidar a una generación de una muy buena calidad. Un nivel medio que ha dado mucha presencia al ciclismo belga en el ámbito internacional. Bakelants fue maillot amarillo en un Tour donde todos los ojos estaban puestos en el papel que desempeñara Jugen Van
den Broeck, candidato belga al podio final. Sin éxito, parecía que el Tour pasaba sin pena ni gloria, algo muy injusto para un grupo de corredores que aguarda en esa segunda línea de atención.

Wouter Poels ha sido uno de los pilares del Omega-Pharma en el último Giro. Sin embargo, su labor se ha restringido a la de gregario de lujo de un Urán que finalmente no pudo rematar la faena consiguiendo la maglia rosa final. El ex ciclista de Vacansoleil sufrió una
grave lesión que le hizo perder un par de temporadas tras haberse aupado como una de las grandes promesas escaladoras del país. En 2014 ha logrado volver al primer escalón ganando la reina de la Vuelta al País Vasco. Por otro lado, Jelle Vanendert, otro ilustre que parecía comerse el mundo y terminó por caer en el olvido. Sin contar para la crítica, ha vuelto en las últimas clásicas con fuerza y una gran actuación en las Árdenas.

De Gendt, una isla

Cumplían 17 años de la última vez que un belga pisaba el podio de una gran vuelta. Desde que su compatriota Bruyneel subiese al tercer peldaño de la Vuelta a España de 1995, ningún corredor de dicha nacionalidad lo había conseguido. La presión del recuerdo
de Eddie Merckx ha hecho mella y ha hecho pasar desapercibidos cuartos puestos.
De Gendt no contaba para la general, pero una magnífica victoria en la penúltima etapa del Giro de 2012, cuya meta estaba ubicada en el Stelvio, le permitió superar a Scarponi en la contrarreloj final en la que Hesjedal arrebató el rosa a Purito Rodríguez.

No ha vuelto a asomarse a un resultado similar, que se dio en unos parámetros especiales. Finalizada la andadura del Vacansoleil, era el turno de cambiar de aires, firmando por el Omega-Pharma. Pese a su estatus, no ha logrado ningún resultado interesante, pero ha podido hacer gala de su combatividad, su carné de identidad.

En materia de clásicas, el relevo de Gilbert está bien asegurado. Con la gran aparición del Belkin Sep Vanmarcke, en las piedras tienen al menos a un candidato. Ganar es complicado y más cuando se sabe de la calidad de este ciclista, pero dará ilusión a una afición que posee varias de las clásicas más importantes del calendario: Flandes, Lieja, Flecha Valona… No hay que olvidar a Vandebergh, Keukeliere, etc, que poco a poco progresan en una disciplina en la que es muy difícil brillar, dado el grado de calidad que históricamente ha poseído el pelotón belga y la gran exigencia de los equipos nacionales a la hora de elegir dar la responsabilidad a un joven corredor.

Van Avermaet, el comodín

Ganó en Sabiñánigo en la Vuelta de 2008. Desde aquel momento (no hay que obviarlo, se trataba de su segundo año como ciclista profesional) se empezó a hablar de un joven que prometía mucho más de lo que ha conseguido, que no ha sido poco. Tras abandonar Lotto, firmó por el potente BMC, donde ha tenido que subordinar a todo un histórico como Philippe Gilbert en las clásicas. Ahí es donde de todas formas más ha brillado. Le ha faltado siempre ese poco para acumular prestigioso palmarés y subir a los altares de los gigantes
de su país.

Una París-Tours, varios lugares de honor en las grandes clásicas, pero no ha rematado en ningún Monumento. En 2014 ha estado cerca de lograr el ansiado Tour de Flandes, pero también la Classicisima. Fue de los más activos en el Poggio, pero la fortuna no estuvo de su lado una vez más.

Maxime Monfort ha cambiado el siempre exigente Trek por el reto difícil de liderar al Lotto. Nada más difícil que ser profeta en su tierra. Su cénit, hasta ahora, ha sido la sexta plaza en la Vuelta del 2011, en la que quedó cerca de los ilustres Wiggins y Mollema, que le antecedieron en la general. En el Tour ha rozado el top-ten, aún sin éxito. Aprovechando que los grandes líderes se dejarán caer por el Tour, ha optado por un calendario alternativo que incluye Giro y Vuelta, en la que se ve con opciones. Bakelants lleva un tiempo en el profesionalismo. No ha sido hasta 2013 cuando ha tocado la gloria, llevándose el amarillo y una etapa en el Tour. Ello le llevó al fichaje por Omega-Pharma.

De Clerq, el desafortunado

Natural de Zottegem, el ciclista de Lotto-Belisol tiene una planta perfecta para afrontar carreras por etapas. Eterno aspirante para tocar el top ten en las grandes vueltas, sólo la mala suerte ha impedido una progresión lógica. Aunque pareciese imposible con todos los gallos afilando el cuchillo ante una escapada realmente muerta, supo administrar sus fuerzas e imponerse en la cima de Montevergine, en el Giro 2011. Desde aquel momento fue conocido en el primer nivel del ciclismo, pero no ha conseguido cumplir lo que él mismo esperaba.

La pasada Vuelta era un test importante. Sin Greipel ni Van den Broeck en liza en la salida de las Rías Baixas, era el líder único del Lotto. Su caída en el inicio de la décima etapa, camino del duro Hazasllanas, le envió a casa en una ocasión en la que estaba realizando una gran actuación, con presencia en cabeza de carrera y en los puestos altos. Fue 17º
en la Vuelta 2012.

L.S.

Eddie Merckx, leyenda del ciclismo belga

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