Chris Froome tiene la intención de anotarse la victoria en las tres grandes vueltas. A sus 28 años, el británico espera confirmar su supremacía en el Tour 2014 y dar un golpe moral a sus adversarios de cara a próximas ediciones. Su objetivo a corto plazo es el de convertirse en tirano del Tour, pero poco a poco también quiere dejar su huella en la historia.
Sabe que tiene motor y que puede realizar dos grandes a gran nivel, como demostró en 2012 tras su magnífico Tour y una Vuelta en la que sólo una enfermedad le hizo sufrir para terminar en cuarta posición. En 2014 se tomará el primer tercio de la temporada con más calma y sin presión de resultados, queriendo llegar al mes de julio fresco mentalmente. Una táctica que ya utilizase la temporada anterior para ayudar a su jefe de filas, Wiggins, a ganar una edición en la que fue el más fuerte.
Si repitiese calendario tendría una oportunidad en la Vuelta de marcar una segunda grande en su casillero. Es una prueba que le gusta mucho y a la que debe su irrupción como figura. Pero no le quita el ojo al Giro, donde sabe que tarde o temprano tendrá que medirse con sus montañas. Tal vez para 2015. O tal vez deje la carrera española para dicho año, ya que podría haber bombazo y partir del Yorkshire inglés.
Mientras tanto se concentra en superar la primera de las barreras, el temido pavé. Si lo salva, sabe que es difícil que puedan con él teniendo además una crono tan larga al final del Tour, donde a poco que le salga algún respondón podrá quitárselo de en medio. Pero la táctica Armstrong impera y si puede sentenciará pronto.
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