Otro de los emigrantes que se quedaron sin futuro gracias a la mala gestión de Euskaltel. Ahora en Portugal espera ganarse ese hueco que se le ha negado y que con su tesón y entrega había trabajado. Una ironía cuando dejaba el ahora reforzado Caja Rural para firmar por el conjunto naranja, un sueño que tornó en pesadilla.
Nació en Lazcao en 1989 y desde 2010 (21 años) ha tenido la fortuna de poder estar enrolado en muy buenos proyectos. El de Caja Rural le supuso el salto a profesionales, una categoría donde destacó por su valentía y pundonor. Los premios secundarios le hicieron ganar esa fama de buen corredor que le llevó hasta Euskaltel.
Parecía que su sueño se cumplía, que correría en las grandes carreras y en el equipo en el que siempre soñó estar. Sin embargo, el sueño iba a tornar en pesadilla con el anuncio de la desaparición de ese espléndido horizonte que parecía. Lo que nadie se creía que iba a suceder sucedió y ya fue demasiado tarde para saltar del barco.
Devaluado, ya no encontró acomodo más que en el pelotón portugués, camino que han invertido después ciclistas como Pereiro o Arroyo, precisamente en la actualidad ciclista de los navarros, equipo que tal vez nunca debió dejar Gari.
Pero sólo pierdes los que arriesgan. Entonces la apuesta parecía lo más sensato y el cambio a mejor. Nadie hubiese pensado que el pájaro en mano hubiese funcionado en esa ocasión.
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