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GIRO 1980. EL STELVIO DICTA SENTENCIA

Pocas veces un puerto puede representar tan claramente una carrera, su tradición y su mítica. Bien como llegada, bien como paso, este puerto ha dejado momentos maravillosos de la historia del Giro, e incluso ha creado polémica y controversia con algunas suspensiones. Juez y parte, este año sus tornanti serán en principio protagonistas de una de las etapas clave para dilucidar el ganador de la carrera italiana, que como siempre, apuesta por la magia de las cumbres, de la cima Coppi, del Stelvio…

Cima mítica, Coppi el primero…

Es un puerto que no ha sido transitado demasiadas veces, y cuya altura ha sido una complicación con suspensiones de etapa o cancelaciones (Val Martello 2013, o cancelación de la subida en 1984 o 1989). Sin embargo nunca dejó a nadie indiferente.

Su estreno en 1953 iba a ser apoteósico, siendo el punto cumbre en el que Coppi arrebataba el giro al suizo Koblet. Era la penúltima etapa y Coppi pasaba primero por su cima y ganaba en Bormio para conquistar su quinto y último giro de Italia.

El paso por su cima siempre sería cima Coppi desde 1965. Año en el que se instauraba esta catalogación para homenajear al fallecido Fausto Coppi.

Final de etapa en varias ocasiones, destacan por encima de todas las de 1972 y 1975, ambas por Prato, por los famosos tornanti.

En 1972, se iba a producir el primer gran duelo en Italia entre José Manuel Fuente y Eddy Merckx.

El asturiano iba a dominar las primeras etapas tras su brillante victoria en el Block haus, pero iba a darse de bruces con la realidad camino de Catanzaro donde la alianza de Gosta Petterson y Merckx daba al traste con buena parte de las opciones de victoria del español. Merckx era el nuevo rosa y lo iba a seguir siendo hasta el final.

No había dicho sin embargo Fuente su última palabra y camino de Jafferau, atacaba en Sestriere y llevaba a Merckx al límite, en una de las etapas más recordadas del ciclismo italiano. La fatiga vencía a Fuente que cedía en los últimos kilómetros de etapa con un Merckx recuperado y que ganaba en solitario.

Todo parecía decidido, pero aún quedaba el Stelvio, en etapa corta, la especialidad de Fuente. Y el Tarangu lo iba a dar todo. El ritmo de aproximación al Stelvio y el posterior ataque de Fuente destrozaban la carrera. Merckx tenía el giro ganado, pero su orgullo de campeón no podía permitir que lo batiesen en la mismísima cima Coppi. Durante kilómetros el pulso fue grandioso, a la altura de dos campeones como ellos. Al final victoria de etapa para Fuente( con su compañero Galdós a 32 segundos y con Merckx a más de 2 minutos), y giro asegurado para Merckx a falta de 4 etapas.

3 años después, en 1975, el Stelvio cerraría el giro. La última etapa acabaría en el coloso italiano, tras tres duras semanas de lucha entre el español Galdós y el italiano Bertoglio. Llegarían los dos juntos a su cima con victoria para Galdós y giro para el italiano en uno de los giros más ajustados de siempre, 41 segundos a favor de Bertoglio.

Posteriormente el Stelvio ha llegado a ser cancelado, con polémicas decisiones, como en 1984, con Fignon de protagonista, claramente perjudicado en su lucha con Moser.

Recordamos otros momentos también, como el derrumbe de Ivan Basso en 2005 o las victorias de de Gendt en su cima en 2012 con Purito Rodríguez y Hesjedal luchando por la victoria final, o la controvertida etapa de Val Martello en 2014 con Quintana en ganador.

La última aparición del Stelvio en 2017 dejó una de las imágenes para la historia del giro, con el líder Dumoulin parando a hacer de vientre.

1980. Un Giro fácil no es un Giro.

La temporada de 1980 era la decidida por el Renault para asaltar Italia. Cyrille Guimard e Hinault tenían claro que era el momento, tras conquistar dos Tours y tener la Vuelta.

Era una temporada ambiciosa para Hinault que pretendía conseguir su primer doblete Giro-Tour y asaltar después el durísimo mundial de casa, en Chambery.

Y quizás una de las claves de la temporada se iba a dar en Lieja, con Hinault ganando una de las clásicas más difíciles y legendarias de siempre, llevando al límite su salud en unas condiciones inhumanas.

En meta sólo 21 supervivientes. Hinault ganador en una de sus más meritorias victorias con Kuiper segundo a más de 9 minutos. En contrapartida la dureza y el frío iban a hacer mella en el francés durante la temporada.

Antes del giro, Hinault ganaría Romandía, demostrando que nadie era tan favorito como él para ganar un giro en el que la dureza estaba muy contenida.

Un recorrido, el de este Giro de 1980, con muchas etapas al esprint, prólogo, dos contrarrelojes, algo de media montaña y algo de alta montaña…con el Stelvio como cima más alta, como cima Coppi.

El giro comenzó con Moser de líder y hasta la quinta etapa, tras la contrarreloj de Pisa, Hinault no podría vestir de rosa, si bien no ganaba la etapa.

Poco le duraba sin embargo al maillot en un giro que por momentos se volvía difícil de controlar y en el que Hinault no tenía un equipo demasiado poderoso. Camino de Orvieto y ante muchos ataques, Visentini, Contini, Bataglin o Panizza aprovechaban la jornada para sacar tiempo al líder, al antiguo líder. Visentini tomaba la maglia rosa.

Empezaba a complicarse la carrera para un Hinault que veía que él solo no podía controlar todas las situaciones y que sólo su compañero Bernaudeau estaba a la altura.

Hinault apenas si había podido mantener el top 10, y estaba a casi 3 minutos del líder y con varios de sus rivales más peligrosos por delante de él.

Tras varias etapas intrascendentes, y en una dura jornada camino de Roccarasso, Hinault iba a conseguir su primera (y a la postre única) victoria de etapa, en un día muy productivo en el que conseguía distancia a todos sus rivales, menos al veterano Panizza, que le aguantaba la rueda y quedaba segundo, y nueva maglia rosa. Un sueño el que estaba viviendo el veterano italiano.

Hinault había conseguido a falta de una semana para acabar el giro que las cosas volvieran a la normalidad, y era ya segundo a poco más de un minuto del italiano.

En las siguientes etapas no hubo grandes cambios entre los importantes de la general, con la salvedad de un voluntarioso Battaglin que ganaba en Pecol tras rodar en solitario durante bastantes kilómetros y que se colocaba tercero a escasos segundos de Hinault. Panizza mantenía el liderato.

Un campeón, quiere ganar a lo campeón.

Pero el día D estaba por llegar, el 5 de Junio, el día del 35 cumpleaños del líder Panizza. La etapa, la Cles – Sondrio, de 221 km, con el Passo Palade y el Stelvio, la etapa reina de la edición.

Aún le quedaba una contrarreloj larga de más de 50km. El giro era suyo. Un veterano y voluntarioso Panizza había hecho mucho más de lo esperado. Pero Hinault quería dejar su impronta, organizaba junto a Guimard un cónclave para estudiar la etapa y hacer una estrategia…que quedaría en la historia del giro.

El punto clave, el Stelvio, con sus 25 kilómetros a más de 7% de media y sus 48 tornanti. En este caso muy alejado de la meta de Sondrio, a casi 90km de su cima. Sin duda una locura innecesaria, sin duda un campeón necesario

La etapa tendría una primera parte tranquila, subiéndose el Passo Palade de forma relativamente tranquila y sin sobresaltos. Sin embargo poco después se formaría la fuga del día, con 9 ciclistas entre los que se encontraban tres gregarios de Hinault, uno de ellos su mejor hombre, Bernaudeau.

La fuga llegó a tener más de 6 minutos, si bien una vez llegado el Stelvio, solo Bernaudeau aguantaba por delante, mientras que por detrás Hinault iba controlando y realizando ataques…hasta quedarse solamente con el líder, Battaglin y Prim.

Pero Hinault seguía atacando y ya solo el líder aguantaba…hasta que cedió.

Hinault se marchaba entre paredes de nieve de más de 5 metros de altura, a la búsqueda de su compañero de equipo. El espectáculo estaba siendo grandioso, la estrategia del Renault sublime.

Coronaba primero la cima Coppi Bernaudeau, a unos 40” Hinault y a más de 2 minutos Prim, Battaglin, Beccia y Panizza….la suerte estaba echada.

Aún quedaban más de 80 km a meta, pero Hinault y Bernaudeau se unían en el descenso y tras rodar como si les fuera la vida en ello se presentaban en Sondrio con más de 4 minutos de ventaja sobre un pequeño grupo con el líder Panizza.

La etapa era para Bernaudeau y el rosa pasaba a Hinault que aumentaba diferencias en la contrarreloj larga y se presentaba en Milan como ganador indiscutible. Su primer giro, a la búsqueda de su primer doblete.

Hinault había honrado al Giro, había ido a ganarlo y se traía la carrera italiana y de paso dejaba un día para la historia, una subida al Stelvio para el recuerdo, y una sensación de que regresaría para al menos igualar las dos victorias en Italia de su compatriota Jacques Anquetil.

Menos de un mes después Hinault estaba en la salida del Tour en Alemania ganando el prólogo para ponerse líder y dejar claro que iba a por su primer doblete y así emular a Coppi, Anquetil y Merckx.

Sin embargo no todo iba tan bien para el francés, y es que los esfuerzos del giro y por qué no decirlo las infernales condiciones que tuvo que soportar para ganar Lieja, le estaban creando problemas en la rodilla.

Pasaba la primera semana de Tour con aparente normalidad y el alemán Pevenage de líder, pero antes de los Pirineos estaba la primera contrarreloj individual y el momento de Hinault para ir sentenciando la carrera.

Se esperaba la victoria de Hinault, pero este apenas pudo ponerse de amarillo con Zoetemelk ganando la contrarreloj.

Al día siguiente muchas preguntas camino de Pau sobre el estado del líder, muchas dudas, Guimard achicando agua…

Y la montaña llegaba, la clásica Pau – Luchon, y esa mañana Hinault no era de la partida, se retiraba sin dar motivos.

No iba a desaprovechar la oportunidad Zoetemelk para ganar su añorado Tour.

E Hinault iba a recuperarse para a finales de Agosto, el 31, hacerse con el mundial de Sallanches, el mundial de casa, con una exhibición que venía a compensar el sufrimiento y la retirada del Tour. Uno de los mundiales más duros de siempre con un circuito de algo más de 13 kilómetros y la durísima cota de Domancy.

Hinault apabullaba dejando vuelta a vuelta a sus rivales hasta quedarse solo y ganar en campeón, en una carrera que acababan 15.

Meses después Hinault ganaba de arcoíris la Paris Roubaix y cerraba el círculo. Ya tenía todo lo que le interesaba.

Hinault volvería al giro en 1982 y 1985 para ganar en ambas ocasiones y hacer doblete posteriormente con el Tour en ambas ediciones. Dejaba momentos brillantes como las subidas a Campitello Matesse o sobretodo a Montecampione en 1982 en la que conseguía derrotar al italiano Contini.

Pero ningún momento podría rivalizar con aquel día 5 de junio de 1980, ni con el Stelvio. Y es que aún hoy día causa impresión ver a uno de los más grandes campeones de siempre escalar entre paredes de nieve, sentenciando un Giro que tenía muy de cara, pero honrando al ciclismo y haciendo que su nombre y el del Stelvio pasaran a la historia del ciclismo con mayúsculas, como solo los grandes lo hacen, como se merece la cima Coppi…

Pedro Garcia Redondo