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IRRESPIRABLE

“Irrespirable”. Ese era el titular de un diario francés el pasado 20 de Julio. No lo era de ningún pequeño periódico. Nos estamos refiriendo ni más ni menos que al diario francés “L’Equipe”.

Con un juego de palabras y aprovechando una foto con el humo de unas bengalas en Alpe D’Huez, L’Equipe se hacía así eco del ambiente en que se viene disputando la presente edición del Tour de Francia.

Y es que son perceptibles, sobre todo en las etapas de montaña, los pitos y los abucheos que acompañan al paso del trenecito de Sky. Y no. ¡Rotundamente no! No cabe descalificar a los aficionados que así obran afirmando que son simplemente unos gamberros. Las redes sociales, los foros, los comentarios de los aficionados… son una prueba del descontento que hay contra el equipo Sky. Existe el derecho a disentir y a mostrar la disconformidad. Y no procede adoptar la política del avestruz e ignorar esta realidad. Es buena parte de la afición ciclista la que está descontenta. Periódicos como el ya mentado L’Equipe se han hecho eco de ello. A pesar de que hay muchos otros medios que sí que pretenden ignorar y/o descalificar a esta parte de la afición.

Muchos grandes medios de comunicación han calificado de antideportivos a estos aficionados. Pero para nada cuestionan el mero hecho de que Chris Froome esté disputando la presente edición del Tour. Fue la UCI la que finalmente ha permitido al inglés tomar la salida. No sancionando un hecho –el positivo por salbutamol en la pasada Vuelta a España- que sí ha sido sancionado en el caso de otros ciclistas. Es la sinrazón y la injusticia de esta decisión la que están abucheando y silbando esos aficionados en la carretera. Es la UCI la que ha cometido el hecho antideportivo de raíz en este Tour de Francia. Fue Chris Froome quien dio positivo. No los aficionados. No perdamos la perspectiva.

Si ya de por sí el equipo Sky estaba plagado de sospechas, esto ha sido la gota que ha colmado el vaso. Porque el salto cualitativo está claro. De la sospecha se ha pasado a la prueba, por más que la UCI no haya sancionado a Chris Froome. Y lo peor, lo reiteramos: cuando en otros supuestos similares el procedimiento concluyó con sanción al ciclista. El agravio comparativo ha sido percibido por ese sector de la afición que protesta. Ha sido tan transparente que, por mucho que algunos hayan tratado de ocultarlo, no han podido evitar que haya sido percibido por buena parte de la afición al ciclismo.

Y esto sólo por la parte de la afición que todavía sigue la carrera.

Porque luego está el sector que ha decidido ya dar la espalda al Tour de Francia. En las redes sociales son muchas las personas que manifiestan que ya no siguen la ronda gala. Un hecho decidido voluntariamente y que para algunas personas resultará más o menos creíble. Serán las audiencias televisivas las que reflejen si esto ha sucedido realmente o no han pasado de ser meras pataletas.

Lo que algunos de los aficionados más veteranos tenemos muy claro es que jamás hemos visto menos cantidad de gente en las cunetas de la ascensión a Alpe D’Huez que este año. Muchísimos menos aficionados que en las ascensiones a ese templo sagrado del ciclismo que en la década de los ochenta y noventa. Y esa percepción, por más que las cifras oficiales lo intenten maquillar, no la pueden ya modificar. Están los vídeos para comparar.

Sabrán ASO, o la UCI, si esa pérdida de la afición tradicional al ciclismo la dan ya por amortizada. Si la pretenden compensar abriendo el Tour a otros países y mercados más pudientes. Cuentan algunos aficionados veteranos que acuden a las cunetas, que perciben ya a nuevos aficionados anglosajones acudir a los puertos del Tour con sus flamantes Pinarello de última generación… Y que por esto toca tomar determinadas decisiones…

En definitiva, que cuando la afición debiera estar centrada en el asunto meramente deportivo del Tour, está precisamente cuestionándose esos resultados deportivos. Siendo cierto que hay muchísimas personas que siguen esta carrera como si no pasara absolutamente nada, hay muchísimas otras que se están cuestionando ni más ni menos que la credibilidad de los resultados deportivos del Tour. La superioridad del Sky en la carretera no hace sino acentuar la falta de credibilidad.

Aficionados que ponen el énfasis en gregarios que en otros equipos no cumplían las misiones que en Sky tienen encomendadas. Y sobre todo, la sorpresa del liderato de Geraint Thomas, un ex-pistard.

Si hace unos lustros, cuando nuestro Joan Llaneras se hinchaba a ganar títulos olímpicos y mundiales, alguna persona hubiera opinado que ese ciclista mallorquín estaba capacitado para ganar el Tour de Francia…

RAÚL ANSÓ ARROBARREN

@ranbarren

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