Jesús Ezquerra pasa por ser una de las mayores promesas del ciclismo español. Cántabro, nacido a finales de 1990, es un buen escalador con espíritu de equipo y muchas ganas de trabajar. Durante un tiempo ha estado en el filial del Leopard-Trek, posteriormente RadioShack. Su mayor pecado, haber nacido en esta época infame para el ciclismo español.
En casi cualquier otro país, en cualquier otro momento, el corredor de Treto hubiese tenido un hueco en el pelotón profesional durante todos los años que hubiese deseado competir. Su problema es que en la actualidad los equipos World Tour viven en la constante búsqueda de puntos para perpetuarse en la primera división.
Los ciclistas que no tienen puntos, pero con oportunidad de haberlos conseguido, tienen que buscar acomodo en equipos de segunda fila. Los que podrían lograrlos y no tienen oportunidad de haberlos logrado malviven entre equipos que a su vez tienen apuros para poder salir año tras año. Así no hay forma de crecer como deportistas, ni de poder tener cuerpo y alma en la carretera.
Así está creciendo uno de los mejores exponentes de la generación perdida del ciclismo español. Unos tuvieron la ocasión de correr en países exóticos y crearse un calendario demasiado lejano para ser reconocidos en su tierra. Otros recalificarse en el duro campo amateur y otros simplemente colgar la bici.
Ezquerra espera ofertas para poder seguir. Seguramente lo haga, pero no deja de ser una pena que lo haga en un equipo que no le permita crecer lo debido para irse formando como posible corredor de grandes pruebas.
Ph: Leopard Trek
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