Corría el año 2007 y Froome lo hacía en el sudafricano Konica Minolta. Debutó en el Giro del Cabo, en el país de su equipo. Su primera competición en Europa tuvo lugar en la Lieja-Bastogne-Lieja Espoirs, prueba sub-23 en la se clasificó 28º. De ahí saltaría a Italia, donde compitió en el Giro de las Regiones, donde ganaría Rui Costa y competirían ciclistas que ahora cuentan con mucho pedigrí. Entre otros, Bauke Mollema.
Su victoria el 30 de abril de 2007 iba a ser un primer antecedente de aquel chico al que nadie parecía conocer cuando estuvo a segundos de ganar la Vuelta en 2011. Sin embargo, sólo cuatro años antes ya se codeaba con corredores que ahora son muy buenos, pero ofrecen peores prestaciones que él. Al menos en grandes vueltas.
Ese año se llevaría otra victoria parcial en el Tour de Japón, lo que terminaría de convencer a Barloworld para hacerle formar parte de su proyecto para 2008. Debutaría en el Tour y lograría un tercer puesto en el Giro de los Apeninos, su mejor resultado. Hasta que ganase en Peña Cabarga ante Juanjo Cobo en plena Vuelta no lograría pisar el cajón.
Aquella primera sensación se dio en un país al que volvió para ganar sólo la temporada pasada, cuando conquistó Prati di Tivo, la etapa reina de la Tirreno-Adriático. Mal sabor de boca le quedó cuando el italiano Nibali consiguió robarle el tridente de Neptuno contra todo pronóstico.
Más noticias:
Rui Costa y Contador en la Volta ao Algarve
Los diez mejores corredores del mundo
Contador gana la Setmana Catalana
Hesjedal, mejor en las clásicas
Adam y Simon, los hermanos de Yates
Rubén Fernández, ¿el nuevo Beloki?
David Cañada, corazón de ciclista
Esteban Chaves, el talento de la montaña