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La segunda muerte de Euskaltel-Euskadi

Y definitiva. Miguel Madariaga confirma la desaparición de la Fundación Euskadi, lo que significa que el germen que se suponía para una futura reconstrucción del ya extinto equipo profesional. Una mala noticia para un pelotón ya de por sí dañado por imagen, falta de estructuras y bases. Continúan, eso sí, el equipo sub-23 y los trabajos de base. 

Con este persianazo que tendrá lugar el 17 de agosto tras la finalización de la Vuelta a Burgos en Aranda de Duero, se darán las últimas pedaladas bajo esta denominación. Un final que no por triste deja de ser esperable, dadas las dificultades que ya tuvo para salir adelante un año antes. Sin acceso a un calendario importante debido a su categoría y a la cada vez más alarmante ausencia de carreras en nuestro país, el patrocinador ansiado no ha llegado.

Un mazazo para los buenos corredores que atesoraban, que deben comenzar desde ya a buscar un nuevo destino desde el que recomenzar sus carreras profesionales. Carlos Barbero, Beñat Txoperena, Pablo Lechuga… todos ellos vuelven al mismo punto de incertidumbre. Una lástima porque alguno de ellos muestra buenas maneras para saltar desde ya a algún equipo de primer nivel. El problema, el de siempre, la falta de equipos que den cabida a esos talentos.

Sin escalón intermedio entre la formación y el despunte, es muy difícil que un equipo World Tour dé la oportunidad sin haber pasado por esa estación media en la que poder compartir al menos pelotón con los grandes. Ese espacio bien puede ser la diferencia entre un pelotón sano, con buenos talentos brotando o la próxima situación del ciclismo español, sin más hueco que la desaparición progresiva de las estructuras y las ilusiones por convertirse en ciclista profesional debido a la imposibilidad de serlo.

L.S.

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