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Las consecuencias del Tour 2014

Tras una intensa primera mitad de Tour, la carrera perdió debido a sendas caídas a los dos grandes favoritos indiscutibles a la victoria final. En uno de los casos (Froome), poco o nada tuvo que ver el diseño del recorrido y sus características, ya que las caídas le mermaron antes de la fatídica etapa del pavé -para él-. Sin embargo, su retirada se produce aquel día, dando la sensación de que ha sido eliminado por las piedras, a pesar de que no llegaría si quiera a pisar el primero de los tramos. 

El otro caso es el de Contador, eliminado y lesionado duramente debido a una caída en una de las etapas trampa de este Tour, la de Planche des Belles Filles. Sus carreteras estrechas y botosas, junto a la mala fortuna, lanzaron al pinteño fuera de carrera.

Sin ellos dos en liza han dejado vía libre a Nibali para que domine a su antojo, haciendo perder gran interés a la prueba, que echa de menos en lo deportivo y en lo mediático a los dos mejores ciclistas de grandes vueltas del momento. Por ello es muy probable que estas circunstancias tengan más de una consecuencia de cara al trazado que recorrerán los ciclistas en 2015.

Si bien los finales nerviosos y movidos han tenido buena acogida, habrá que ver qué sucede con el impacto de dichas caídas, que sería mucho menor en caso de haber sido otros los caídos, sin duda. El pavé tardará en volver para no asustar a más ciclistas clave, como ha sido el caso de Nairo Quintana en este 2014. También se pueden ver reducidas las emboscadas y las carreteras peligrosas, si bien en el Tour todas lo son debido a la intensidad y fuerza con la que todos los ciclistas las recorren.

Pero la sensación general que han dejado los primeros diez días han sido de peligrosidad, de inseguridad, más que de costumbre. Un análisis de los datos bien podría demostrar que no ha sido un Tour especialmente más peligroso que otros. Las clásicas etapas llanas de primera semana no suelen discurrir sobre mal asfalto y casi siempre se producen accidentes por una mera cuestión aritmética: no caben todos los que quieren ir delante en la plataforma de la carretera. ¿Por ello se han prohibido dicha clase de etapa? Y no debieran suspenderse.

Ha acentuado mucho esa sensación de desprotección al ciclista la presencia masiva e incontrolable de público en las etapas de Gran Bretaña, que han supuesto realmente la gran diferencia con respecto a otras ediciones. Los Vosgos han ofrecido un espectáculo magnífico, pero también han dado sensación de que han decidido demasiado la pelea por la general. Otro mito rebatible, ya que ni siquiera veinte etapas llanas aseguran igualdad y emoción. Esperemos que no sean estas montañas las que paguen los platos que el puro azar y desenlace de la competición han roto.

L.S.

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