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¿LA ÚLTIMA BALA?

Haga lo que haga el próximo domingo Alejandro Valverde ya ha ganado y nos ha ganado.

Pero quizás este año, esta vez, sea el momento. Por muchas cosas. El Mundial le va como anillo al dedo al murciano, los años van cayendo aunque parece que esa ley vital que afecta a todos por igual, aún no va con él. Pero aún así no  podemos negar la evidencia de que un tío con 38 años no tiene la potencia, piernas o frescura de uno que tiene diez años menos. También puede que sea la última gran oportunidad de que lo consiga, o al menos, lo tiene al alcance. Y esas oportunidades no se suelen repetir. Quizás sea este año…ojalá.

Llevamos tiempo diciendo que Alejandro Valverde tiene un arcoíris en sus piernas. Cuando se conoció cómo iba  a ser la prueba de fondo del Mundial de Innsbruck, esa sensación creció. Pasaba la primavera y el nivel  del ciclista de Movistar no hacía sino confirmar que la  lesión que le dejó “KO” la mitad del curso pasado cuando apuntaba al Tour, la Vuelta y también el Mundial de Bergen, es cosa del pasado.

La preparación iba viento en popa y así se presentó en julio en Francia  en el Tour para ser la tercera punta de la despuntada lanza de Movistar. Sabía a lo que iba y se puede decir que el murciano cumplió. Llegó el final de agosto y la Vuelta y Alejandro se encontró en el dilema de pensar sólo en el Mundial e ir a por etapas de cara a poner a punto sus finas y curtidas piernas, o liderar a un Movistar que sin Landa lesionado y con Quintana un peldaño por debajo de su nivel, le necesitaba sí o sí.

Pasaban los días y Valverde batía a Kwiatkowski (Campeón del Mundo) y a Sagan (tri -campeón del Mundo) y así ganando, brillando y peleando (y acumulando cansancio) se ha pasado tres semanas hasta que ya cedió en las últimas etapas y se rindió a la evidencia. Seguramente ese sobreesfuerzo no estaba en su cabeza ni en la de Mínguez, ni en la de sus rivales, ni en la de los miles de aficionados que tienen y tenemos a Valverde como la gran esperanza para volver a heredar un maillot que desde Óscar Freire en 2004  ningún ciclista español ha podido lucir.

A lo hecho pecho, quizás llegue más cansado que Alaphilippe, Nibali, el propio Kwiatkowski o Roglic. Pero el murciano tiene una deuda pendiente. Le falta eso, el Mundial. Este Mundial. Y tras haber crecido viéndole, creo que Valverde ignorará ese cansancio acumulado y sacará su casta y fuerza para ganar el domingo.

Puede que no lo gane, eso es bastante probable; pero también puede ganarlo. Parte de sus opciones estarán en saber leer la carrera en los momentos claves, tener esa pizca de suerte que siempre hace falta en una prueba como un Mundial y tener al servicio a todos los compañeros a lo largo de la carrera.

Hace un par de semanas, Fran Reyes compañero de  The Cycling Podcast dijo que ganar la Vuelta no le aportaría nada nuevo a su palmarés ni a su prestigio. Sólo el Mundial podría cerrar el círculo. Y estoy completamente de acuerdo.

Para mí, ver a Valverde estos años en los diferentes Mundiales: Richmond, Ponferrada, Florencia, Valkenburg… es una sensación parecida cuando veía a la Selección Española de fútbol y los nuestros caían prematuramente en cuartos de final dejando la sensación de que ese equipo podía ganar algo importante. En Usa 94 con el codazo de Tasotti al actual Seleccionador y el fallo de Salinas ante Pagliuca, en el 96 cayendo en penaltis en Wembley ante los anfitriones siendo mucho mejores, en 2000 el penalti fallado de Raúl ante Francia, en 2002 el robo ante Korea en cuartos, en 2006 cuando pretendíamos jubilar a Zidane y fue al revés…en fútbol  eso pasa cada cuatro años, o de dos en dos si se cuentan las Eurocopas, pero en ciclismo con Valverde lo hemos vivido cada año.

Y carrera tras carrera, no en todas pero sí en muchas de ellas, Valverde ha tenido piernas para ganar. Por eso este año debería ser su año.  Hace quince años desde esa plata en Hamilton tras Astarloa y Alejandro aún está ahí. Al acecho. Ha dado al palo muchas veces. Algunas por errores, otras por no tener bien claro si salir al ataque bueno en el momento decisivo o esperar, como pasó en 2012 cuando dudó unos segundos si aguantar hasta que llegara Freire. Unos segundos y una mirada hacia atrás claves para que Gilbert se fuera disparado en el Cauberg. O el agridulce doblete de 2013 en Florencia que entre él y Purito, hicieron que Rui Costa se llevase una gloria a la que nunca ha hecho honor.

Por todo esto, Valverde tiene que darlo todo e intentar ganar. Si lo hace, sentiré algo como cuando España tocó el cielo en Johannesburgo en 2010 con el Mundial. Tantas lágrimas, tantos sufrimientos, tantas injusticias, tanta rabia….todo será pasado y podremos decir que Alejandro Valverde es Campeón del Mundo.

Si no lo gana, seguirá siendo tan grande como ya lo es. Pero este es su año. Ojalá que no, pero creo que es su última bala. ¡¡Vamos “Bala”!

SERGIO ANDRÉS

@entrebiciybalon

One Response
  1. On ne voit bien qu’avec le coeur. l’essentiel est invisible pour les yeux

    🙂 … EL MAS GRANDE!.

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