La Sía

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Texto y fotos: David Perez

Nos encontramos ante uno de los grandes puertos de la Cordillera Cantábrica, sus más de 20 kilómetros y una pendiente que ronda el 7% en gran parte de la subida, nos indica, que ascender este coloso montañés no será una tarea para nada sencilla.

Partimos desde la localidad de Arredondo, históricamente conocida como “la capital del mundo” por la emigración de numerosos indianos hacia las Américas, donde más tarde regresaban con grandes riquezas. También aquí, se celebra cada 1 de Noviembre la feria anual de Todos los Santos, considerada la mejor feria de ganado caprino de todo el Cantábrico.

Bueno, a lo que íbamos, el comienzo del puerto no entrama ninguna dificultad, vamos ascendiendo el curso del Río Asón, por una carretera de reciente asfaltado rodeada de pequeños hayedos.

Al pasar la localidad de Asón, seguimos por una carretera rectilínea que remonta todo el valle,  la pendiente nos exige un mayor esfuerzo, con kilómetros por encima del 7% y alguna rampa puntual que llega a los dos dígitos. Nos encontramos sumergidos en pleno Parque Natural Collados del Asón.

 Al fondo, a lo alto, podemos divisar ya el final de este primer collado, pero antes, habrá que superar una hermosa zona de herraduras donde se puede contemplar perfectamente el espectacular salto de agua del nacimiento del Río Asón, que cae, deslizándose por la pared de la Peña Azalagua. Coronado este Collado del Asón, es imposible no detenerse unos instantes en el mirador para disfrutar de las magníficas vistas que el valle nos dedica.

Ya en el Valle de Soba, afrontamos un pequeño descenso para desviarnos hacia el Portillo de la Sía. Los dos primeros kilómetros ofrecen bastante dificultad, llegando a encontrar rampas del 10% y hasta el 11% en algunas zonas, rápidamente vamos ganando altura y se puede contemplar toda la extensión del valle. Continuamos alternando zonas de prados con zonas de arboleda hasta llegar a una gran explanada para afrontar el último kilómetro del puerto, además el de mayor dureza, justo cuando las fuerzas se encuentran ya bastante mermadas ante tantos kilómetros de ascensión.

Tras este último esfuerzo, llegamos a la cima, donde con calma, podremos presenciar el hermoso paisaje que tenemos ante nuestros ojos y con la sensación de tener Cantabria bajo nuestros pies.

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